#: locale=en ## Tour ### Description ### Title tour.name = Sala Gabriela Mistral ## Skin ### Button Button_902281B1_8CE9_A0BF_41A6_128C3B7A4428.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_0112T Button_9098B3E7_8CFB_60A3_41E0_16DD75A40675.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/JE_215 Button_9145BE6B_8C19_63A3_41CD_11275CD18288.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_0016C Button_915084CA_8C1B_A0ED_419D_FC95910D38A6.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_187W Button_91A9530F_8CF8_A163_41E0_11524AFDEBF7.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_213W Button_92392554_8C1B_61E5_41E0_8DE2864C3413.label = Puedes revisar el repositorio completo de cartas aquí: http://archivobello.uchile.cl/noticias/noticia/repositorio_cartas_mujeres Button_92C905DD_8C19_60E7_41D0_B76F225C03CE.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_0077T Button_92D5A0CD_8C28_E0E7_41DF_041E0B95AB7B.label = https://uchile.alma.exlibrisgroup.com/view/delivery/56UDC_INST/12175533810003936 Button_9358C6C6_8C2B_A0E5_41E0_029AFEF790E9.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_215W Button_94231981_8C38_A92A_41DF_7CA732454D2D.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_208W Button_94A32A36_8C28_AB69_4198_9917A449F3A9.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_211W Button_94EED714_8C28_D92A_41DE_F2C23DEADB05.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_210W Button_9602AAD5_8CFB_60E7_41B9_339CB0B51ADE.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_212W Button_96D2FBB0_8CEF_60BD_41D5_A9545FDD917C.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_245W Button_972ECC81_8CF9_A75F_41D2_1425E67C3E52.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/JE_278 Button_97393A6E_8CF9_63A5_4182_BB26E4B6F8DD.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_252W-gm19_054 Button_9B0E52E1_8C1B_F8EB_41D9_96824A287059.label = Puedes revisar la colección completa de Anales de la Universidad de Chile aquí: https://anales.uchile.cl/ Button_9BACF42B_8C27_7F7E_41C4_D2373690980B.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_209W Button_9C003B41_8C29_692A_41E0_376BF8DF2AFB.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_227W Button_9EC82604_8C6F_DB2A_41C4_6F279C05A7D5.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_243W Button_9EF825AE_8C68_B976_419E_74D033F1C46F.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_250W Button_9FB64B45_8C7F_A92A_41D9_1B6392AD5F9F.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_252W Button_9FEC82BC_8C7B_5B5A_4195_7E439F78EAD4.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_251W Button_AC4E57EA_8C3B_60AD_41CE_7B00A875BCBE.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_216W Button_ACF82B5E_8C28_A1E2_41D2_B5E9DDB55052.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_214W Button_ADEA0437_9CE8_AC73_41D3_C8F8C1E16911.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_228W Button_AEA82148_8C38_A1ED_41C2_364D194374B0.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/260W Button_AECCF505_8C3F_6167_41C2_D6DDCCE61B95.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_258 Button_B8E20890_941B_640D_41DD_E4315EC7968B.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/259W Button_BF4ADA2A_9469_641D_41D5_C9DA572E2AF5.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_254W Button_BF9AA61B_9467_6C33_41B0_B7F19BCF3F58.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/_0073T Button_BFEBE2FD_947F_65F6_41D5_7464EE5ABAE5.label = http://archivobello.uchile.cl/piezas/256W ### Multiline Text HTMLText_810009F8_8C27_E8DA_41BE_78AE524F1D55.html =


Mujeres públicas



La muestra “Mujeres públicas” se articula desde una reflexión sobre la relación histórica entre la experiencia de ser construidas como mujeres y el concepto de lo público; una situación compleja, tensa, conflictiva y actualmente no resuelta en tanto aún se piense que lo privado y lo doméstico sea nuestro lugar “natural”. Un lugar desprovisto de autoridad y poder público, por cierto. Decir “hombre público”, nos sitúa en el terreno de la política, de la función pública o social, y de los “ilustres” los que quedan en la “Historia”. Decir “mujer pública”, al contrario, se recoge en los dicccionarios en la definición de prostitución, en tanto lo que “se expone al público a todo género de torpezas”, “sin protección”. Cruzar entonces el umbral hacia lo público, nos ha expuesto y expone a todo tipo de riesgos y violencias. Es de justicia nuestra visibilización pública, nuestro derecho a la Historia, nuestro derecho al justo reconocimiento de nuestro lugar y el derecho a tomarnos todos los espacios y transformarlos.
La exposición que proponemos implica asumir el desafío de crear un espacio para construir reflexión crítica, abierto a todas las personas y desde el cual discutir el concepto de "mujer" y de lo “público” para volver a pensar juntes sobre nuestros mínimos comunes, sin invisibilizar las diferencias, injusticias y desigualdades que nos construyen (y que nos constriñen) en las intersecciones de clase, raza y género. Ante la urgencia de responder con contenidos para el debate al contexto político hemos trabajado en una exposición que interroga nuestro patrimonio, nuestra memoria y nuestra historia para que dialogue y reflexione con los desafíos planteados por las movilizaciones feministas del hoy.



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Sonetos de la muerte [manuscrito]
Gabriela Mistral (1889-1957)
1914
Colección Manuscritos. Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile


























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Los Sonetos de la Muerte son considerados el inicio de la carrera literaria de Gabriela Mistral, quien obtendría el Premio Nobel de Literatura en 1945, primer Nobel para Nuestra América y primera mujer en recibirlo. Con esta obra -y bajo el pseudónimo que hoy conocemos como su nombre- alcanzó la más alta distinción en los Juegos Florales de Santiago de 1914, y su reconocimiento público como escritora en un contexto cultural monopolizado por hombres, y cuando sólo unas pocas mujeres de la elite o las clases medias urbanas ingresaban al mundo de las letras.
Gabriela Mistral, nacida como Lucila Godoy Alcayaga en Vicuña, el “norte chico”, escribió Los Sonetos de la Muerte en la ciudad de Los Andes cuando se desempeñaba como profesora de castellano del Liceo de Niñas hasta 1918. Compuso el poema tras el suicidio del joven Romelio Ureta, de quien estaba enamorada, lo que explica el título, forma y temática de los versos.
Exhibimos aquí un manuscrito en proceso, en lápiz grafito y papel roneo, documento invaluable de su proceso creativo sostenido en una frágil materialidad. Esta pieza fue donada por Laura Rodig (1901-1972) escultora, pintora y amiga íntima de Gabriela Mistral, a la Fundación Pablo Neruda para el Estudio de la Poesía perteneciente a la Universidad de Chile en 1954. Se planeaba una edición crítica de los Sonetos de la Muerte como parte de los homenajes que preparó la Universidad en su visita oficial al país en ese año, ya estando radicada en Estados Unidos. No se realizó por falta de fondos.






















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Mujeres y escritura



La escritura alfabética, en el mundo occidental moderno, ha sido la compañera de las formas de instalación del poder: de una cultura sobre otra y de un grupo social sobre otro. El acceso a la “educación” se ha entendido casi siempre como alfabetización y para las “mujeres” la devaluación histórica de su capacidad intelectual y de su verbo tiene hasta el día de hoy consecuencias en su desigual acceso a ella. Muchas escritura no vio la luz en forma de publicación impresa, por objeciones de autoridad y de valía estética. Los escritos de mujeres, y la configuración de genealogía de mujeres que escriben ha sido una de las prácticas feministas más importantes del siglo XX.
No obstante, el uso de otros lenguajes y soportes de comunicación, muchos de ellos feminizados, como los de las agujas e hilos, son también vehículos específicos de la expresión de las mujeres, que muchas veces se cruzan con la escritura formal - como en el caso de las monjas coloniales- y en otras, exploran y ensanchan el mundo de formas inesperadas como las bordadoras y arpilleristas en Dictadura. En el mundo de las “letras” de acuerdo con el canon de los siglos XVIII al XX, los géneros menores fueron el espacio dejado a las mujeres y los ocuparon profusamente, especialmente las cartas, con ellas demandaron a la autoridad -siempre masculina- y articularon sus voces. Ellas te encontrarán a lo largo de toda esta exposición.





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El “Cuaderno de corrientes líquidas” es un documento escrito a mano en Santiago entre los años 1913 y 1980, por Justicia Espada Acuña (1893-1980), primera mujer que, en 1913, entró a estudiar Ingeniería Civil en la Universidad de Chile, graduándose de dicha profesión en 1919.


La pieza pertenece al conjunto documental donado por el hijo de la profesional, Millapol Gajardo, en el marco de la apertura de la Exposición Mujeres Públicas de la Sala Museo Gabriela Mistral, en mayo de 2019. Esta donación, conservada actualmente en el Depósito del Archivo Central Andrés Bello, es un conjunto donde podemos analizar los distintos planos de la vida de Justicia Espada, relevando el de su vida como estudiante de la Universidad de Chile.


Se trata de un cuaderno donde Justicia Espada estudia las “corrientes líquidas”, es decir, las masas líquidas que tienen un movimiento tal que las moléculas poseen velocidades medias locales aproximadamente.


Esta pieza, considerada un tesoro para nosotras, tiene la particularidad de permitirnos pensar e imaginar las prácticas que la estudiante de ingeniería adopta en una época donde no había una difusión masiva de la luz eléctrica, ni los medios de reproducción tecnológicos para masificar el conocimiento. De igual modo, esto permite dimensionar la importancia que tenía el papel y la tinta asociado a una caligrafía adecuada, muy propia de las personas instruidas de su época.


















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Justicia Espada Acuña, Cuaderno de Corrientes Líquidas, [Santiago de Chile], [1913-1980].
Donación Justicia Espada Acuña
Archivo Central Andrés Bello























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Laura Bustos, Rimas de Laura Bustos, Establecimiento Poligráfico Roma, Santiago, 1898, 364 páginas.
Colección Domingo Edwards Matte
Archivo Central Andrés Bello.
































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Mujeres trabajadoras y letradas populares


Las mujeres populares no se dicen a sí mismas de la misma forma, ni con igualdad de condiciones, respecto de las mujeres de elite, o más tarde, de clases medias educadas. Su historia pública aún hoy no se incluye en los grandes relatos de la historia, androcéntricos por definición y territorios donde la masculinidad se homenajea a sí misma. También se relaciona con las problemáticas del archivo y el patrimonio documental y con los mecanismos de exclusión que las alejó de herramientas de expresión como la escritura o el arte. La fragilidad de estos materiales nos habla de la precariedad de dichas historias, la urgencia de resguardar este patrimonio y de la fuerza de las convicciones inscritas en todos los formatos posibles.
El cuerpo de las mujeres que trabajan fuera del ámbito letrado nos habla de un espacio de lo público que no se asocia a lo ciudadano ni a la lógica de los derechos ni a la idea de la “decencia” que otorgaba el matrimonio burgués, esto es, ser mantenidas por un hombre o de los trabajos asociados a la enseñanza a fines del siglo XIX, o el servicio público desde la burocracia en el siglo XX. En estas acuarelas, la única mujer que recibe el nombre de “señorita” está representada con un tocado de flores y con una guitarra en sus manos y su piel tiene un tono notoriamente más pálido que el de las mujeres del resto del conjunto. Ella puede destinar su tiempo al atavío personal, lucir delicada y crear, pues su vida cotidiana está sostenida por otras.
En estas imágenes las mujeres están en posición social subordinada cuyos marcadores son la actitud de servicio, los pies descalzos, el color de la piel y los trajes de “indias”, “pobres” o “esclavas”. El trabajo doméstico funciona como sinónimo de “mujer”, reconocerlo como trabajo de derechos ha sido una dificultad y hasta una resistencia de las elites latinoamericanas pues a partir de él se reproducen las diferencias de clase, de raza y de género. Las mujeres populares que trabajaban fuera de la domesticidad se organizaron rápidamene en mancomunales, asociaciones y sindicatos desde fines del siglo XIX o los centros femeninos Belén de Zárraga iniciados en zona del salitre en 1913. Todas utilizaron la prensa como una tribuna para comunicarse y, con tanta o mayor evidencia, como una herramienta para afianzar sus organizaciones y desarrollar una acción política. De esa profusa producción destacamos la Lira Popular, La Alborada y La Palanca.






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Montaña adentro [manuscrito]
Marta Brunet (1897-1967)
1922
Colección Manuscritos. Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile






























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“Un crujido seco y la máquina cortadora de trigo tumbóse a un lado”.
Este manuscrito firmado por Marta Brunet, en un cuaderno escolar, es el texto final de Montaña adentro, fechado en 1922, corresponde a la primera novela de Marta Brunet (1897- 1967), publicada por la Editorial Nascimento en 1923. Marta Brunet fue la segunda mujer en obtener el Premio Nacional de Literatura en 1961, luego de Gabriela Mistral a quien se le otorgó en 1951 cuando ya era Premio Nobel.
Es el único manuscrito que se conserva de toda su obra literaria, pues, de acuerdo con la propia autora, ella no conservaba copias de sus obras una vez publicadas. Práctica muy frecuente en la escritura de mujeres, incluso recomendada por sus confesores en el periodo colonial.
En 1922, Brunet mandó desde Chillán a Santiago, al crítico literario Alone, sus poemarios los que no recibieron buenos comentarios, hasta que le envió Montaña adentro. La respuesta de Alone no se hizo esperar, Brunet leyó las siguientes palabras: “¡Dan ganas de echar a vuelo las campanas cuando nace un escritor de la talla de Marta Brunet!. Sin embargo, en medio del entusiasmo el crítico dudó: ¿Era acaso posible que una joven provinciana fuera capaz de escribir una obra de tal nivel en un lenguaje directo “no muy femenino, demasiado lógico”? (Entrevista a Marta Brunet: “Marta Brunet fue calificada de inmoral y hereje” Revista Zig-Zag, 1 de diciembre de 1961).
























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Rimas de Laura Bustos corresponde a la obra de una niña poeta de tan solo doce años de edad, quien vivió entre 1884 y 1897 en la localidad de San Carlos, en la provincia de Ñuble. Aquejada por la tuberculosis, enfermedad que asoló fuertemente a la población del Chile decimonónico, Laura escribió alrededor de setenta rimas durante su corta vida, las cuales fueron recopiladas en este volumen por su padre Nicanor Bustos, para ser publicadas al año siguiente de la muerte de la niña.


La edición posee páginas bellamente ornamentadas con ilustraciones detalladas en las letras mayúsculas inaugurales (más conocidas como letras capitulares), así como en los márgenes de cada página. Cabe resaltar las litografías que retratan escenas de la vida y muerte de Laura, a cargo del francés Eduardo Cadot, cuyo taller se cuenta entre los precursores de la impresión publicitaria en Chile. Actualmente existe un solo ejemplar de uso público albergado por la Colección Domingo Edwards Matte del Archivo Central Andrés Bello, acervo compuesto por miles de libros de literatura nacional donados por los herederos de este bibliófilo el año 1965 a la Universidad de Chile.


Desde el punto de vista textual, los versos del libro surgen como peticiones de Laura a su padre, son escritos que poco a poco amplían su temática llegando a plasmar la diversidad de tópicos de la vida doméstica y, progresivamente, apreciaciones sobre la enfermedad y la muerte, abordados desde una perspectiva infantil, cuestión prácticamente inédita en la literatura de la época en nuestro país .


Esta obra resulta una curiosidad tanto en el contexto de la colección bibliográfica que integra como fuera de él, debido a su gran valor patrimonial en términos materiales y de contenido. Se trata de un documento que nos muestra algunas representaciones infantiles anteriores a 1900 asociadas a la experiencia escritural femenina, instalándose como registro discursivo de un sujeto doblemente subalterno, esto es, que encuentra escasas instancias para la enunciación en el medio social y literario, eminentemente masculino y adulto.


























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Planos para la construcción del Puente Aconcagua. Ramal a Quintero, realizado en 1944 por Justicia Espada Acuña Mena (1893-1980), primera mujer que en 1913 entró a estudiar Ingeniería Civil en la Universidad de Chile y se graduó como tal en 1919.


Este trabajo se titula Puente Aconcagua Ramal a Quintero kilómetro 5.500. 38 tramos metálicos de 8 metros de luz. Vista General. Refuerzo provisional. Fue dibujado por Germán Vergara, profesional de quien no tenemos mayor información.


Estos planos poseen siete láminas, las que fueron realizadas por Justicia Espada quien firma este trabajo con el apellido de su esposo. Indica, “Proyectado por: Justicia de Gajardo”. La profesional realizó esta labor siendo funcionaria pública del Departamento de Vía y Obras de la Dirección General de Ferrocarriles del Estado de Chile, empresa creada en 1884 con el objeto de ser un aporte a la modernización del territorio nacional.


Estos planos proyectados por Justicia Espada son significativos para la historia de la ingeniería en Chile, pues se construyeron con el afán de impulsar la economía fiscal. A través del ferrocarril se unieron centros productivos desde los cuales se exportaban materias primas, con las ciudades y los puertos a diversos centros industriales del mundo. Ellos representan asimismo el esfuerzo que la profesional llevó a cabo para desempeñarse como tal, en un medio hasta entonces inexplorado por mujeres. No habían mujeres ingenieras en Chile y tampoco eran muchas a nivel continental. De hecho, existen estudios que la consideran como la primera ingeniera titulada de sudamérica, estimación que debería ser corroborada por una investigación que diera cuenta de la historia de las mujeres en la ingeniería de nuestro continente.


Tan complejo era decidirse a estudiar la materia, que la profesional recordaba que ni siquiera existían baños para mujeres en la facultad. Este hecho significativo en la vida cotidiana, no implicó en ninguna medida la desmoralización de la joven universitaria. Muy por el contrario, en sus entrevistas ella destacó siempre el apoyo y las afectuosas palabras de solidaridad que sus compañeros varones le propinaron para darle la bienvenida. El centro de alumnos de la escuela en su revista Enerjía, se refirió a ella como "una mujer que haciendo caso omiso de prejuicios i añejeces i no llevando más armas que su cerebro i su carácter indomable, decidió estudiar ingeniería", acontecimiento que consideraban de gran trascendencia social.


La universidad fue un espacio grato para Justicia Espada. De hecho, entre sus compañeros de curso estaba su amigo y futuro Presidente de Chile, Jorge Alessandri. También, quien se convertiría en su marido Alfredo Gajardo padre de sus seis hijos varones.


La vida de Justica Espada estuvo marcada por el privilegio de que sus padres estimularan en ella el camino de la educación desde pequeña. En el plano personal, Justicia Acuña tuvo una vida estable y conservadora. En lo público, participó activamente en el Instituto de Ingenieros y el Colegio de Ingenieros de Chile. Esta última institución la incorporó a su Galería de Ingenieros Ilustres en 1981. En 1990, el Instituto creó el Premio Justicia Acuña Mena, que cada dos años distingue a una ingeniera civil destacada en el ejercicio de su profesión.


Si bien la figura de Justicia Acuña es mencionada y recordada, lamentamos no existan trabajos que den cuenta en específico de su vida y obra. Esperamos que la difusión de este material contribuya a estimular la incorporación de las mujeres al mundo de las matemáticas pues, en efecto, se trata hasta el día de hoy de un campo disciplinar predominantemente masculino.


Finalmente cabe indicar que la pieza es un aporte para pensar la historia de la empresa de ferrocarriles del Estado de Chile, institución que vivió una grave crisis cuando la dictadura militar cortó sus fondos en 1978.




















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Justicia Espada Acuña: Puente Aconcagua. Ramal a Quintero. Plano CP11.
Santiago de Chile, 1944.
Colección General.
Archivo Central Andrés Bello.

























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Cartas de Mujeres


Conjunto de 20 cartas escritas por mujeres, que corresponden a escritos de esclavas que demandan libertad, de mujeres indígenas acusadas de hechicería, de defensoras de sus tierras en el siglo XX, también opositoras a la pena de muerte, madres buscando a sus hijos e hijas desaparecidas o contando su dolor ante sus muertes, entre otras mujeres que han utilizado el género epistolar para expresar sus emociones y reflexiones a través de esta herramienta de comunicación. Las cartas se encuentran en formato físico en la Sala Museo Gabriela Mistral y pueden ser llevadas por los visitantes a sus hogares.




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Sor Tadea de San Joaquín fue el nombre que escogió Tadea García de la Huerta, hija de una adinerada familia chilena, al profesar como religiosa a la Orden de las Carmelitas, en la segunda mitad del siglo XVIII en la Capitanía General de Chile. Los conventos coloniales fueron espacios que, si bien transmitían un deber ser para las mujeres desde los votos de castidad, clausura, pobreza y obediencia, requería de mujeres letradas pues la administración del espacio y la formación religiosa pasaba por saber leer y escribir. Por esta razón, también tuvieron la tutela de la instrucción de las niñas que se les encomendaba en tanto modelos de virtud para las mujeres.
El ejercicio de la escritura, fomentado por sus directores espirituales y confesores, así como los modelos de mujeres sabias como Santa Teresa de Ávila y Santa Catalina de Siena, motivaron a las mujeres monjas coloniales a producir abundantes escritos recuperados y publicados por las investigadoras feministas de la década de 1980 como parte de una genealogía necesaria de la literatura de mujeres.
Sor Juana Inés de la Cruz, llamada la décima musa en su época, nacida en el Virreinato de la Nueva España (México) es hoy un referente obligado aunque todavía desconocidos por muchas personas al igual que el nombre y escritos de Sor Tadea cuyo relato autobiográfico que narra una crecida del Mapocho y los estragos que causó en algunos barrios de la ciudad, fue impreso y publicado en Lima entre 1783 y 1784, sin su nombre. Permaneció anónimo hasta 1850, cuando se estableció la identidad de su autora, por lo cual la crítica ha situado a sor Tadea como la primera escritora nacida en Chile. El texto impreso ha sido estudiado y analizado, pero se desconoció por mucho tiempo la existencia del manuscrito que aquí exhibimos, que constituye una pieza única.
























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Aclaración de la Rosa Araneda donde dice la verdad; Contestación a mi contrario
Rosa Araneda
c. 1891
Santiago
Colección Lira Popular. Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile


































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Relación de la inundación que hizo el río Mapocho de la ciudad de Santiago de Chile en el Monasterio de Carmelitas titular de San Rafael el día 16 de julio de 1783 por una religiosa del mismo monasterio
Tadea García de la Huerta
1783
Colección Manuscritos. Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile




























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Rosa Araneda Orellana (c. 1850-1894) es la protagonista de una polémica clásica de la escritura de mujeres: la duda sobre la autoría de los textos.
Cuando salieron a la calle las primeras hojas sueltas firmadas por ella en la Lira Popular, poesía popular impresa que circuló en las ciudades chilenas entre 1880 y 1920 aproximadamente, varios “puetas” varones impugnaron su autoría, señalando que las había escrito su pareja, Daniel Meneses (1855-1909). Entre los sectores populares, los temas de las décimas impresas y el talento requerido para crearlas eran atribución masculina, mientras que las mujeres podían dedicarse al canto y la poesía festiva.
Los versos que aquí presentamos expresan la defensa de Rosa Araneda sobre sus competencias y su derecho para “sacar versos”. En complemento -irónico o no-, varios poetas populares ocuparon seudónimos femeninos en sus creaciones (Juana María Inostroza, Pepa Aravena).




























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Alphonse, Giast: De Santiago a Mendoza [Caballero tomando te], [c. 1820-1824].
Colección Iconográfica.
Archivo Central Andrés Bello.




































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La Alborada, n. 1


1905
Valparaíso, Santiago
Colección Periódicos y Microformatos. Biblioteca Nacional de Chile


La Alborada, editado quincenalmente en Valparaíso entre 1905 y 1907, es considerado el primer periódico feminista publicado por mujeres trabajadoras organizadas en Chile. Si bien la historiadora Claudia Montero ha documentado la existencia de una publicación previa, La Obrera (Valparaíso, 1897), no se conservan ejemplares. La fragilidad del papel periódico y el carácter efímero de la prensa, resulta ser el peor enemigo para la conservación de este tipo de materiales.


La prensa obrera feminista alzó una voz crítica en el debate público sobre las consecuencias de la modernización capitalista que afectaba a las mujeres, a quienes se explotaba económica y laboralmente, y también se subordinaba en un entramado patriarcal manifestado tanto en el trabajo como en el ámbito doméstico, y respecto de los patrones tanto como de los obreros.


La Alborada fue dirigida por Carmela Jeria Gómez (1886-1966), tipógrafa de una imprenta porteña que abandonó su empleo para encabezar este proyecto editorial colectivo que expresó las demandas de las mujeres asalariadas y de aquellas que trabajaban a jornal o en distintas modalidades con gran precariedad: lavanderas, planchadoras, vendedoras ambulantes, costureras y otros oficios de la época. El periódico abogó por reglamentar la jornada laboral y alcanzar igualdad salarial, al mismo tiempo que llamó a las mujeres a autoeducarse para compatibilizar sus actividades como madres y activistas.





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La Palanca, órgano de la Asociación de Costureras, n. 1


1908
Santiago
Colección Hemeroteca. Biblioteca Nacional de Chile


La Palanca, “publicación feminista de propaganda emancipadora”, fue parte de la expresión política de las organizaciones de trabajadoras a comienzos del siglo XX. Recogiendo la senda de La Alborada, a partir del 1° de mayo de 1908 esta revista mensual, editada en Santiago por la Asociación de Costureras, posicionó una visión feminista de los años de la “cuestión social”, con una mirada clasista que diferencia a estas publicaciones de aquellas que editaron mujeres de la élite y de las clases medias.


La Palanca ocupó recursos gráficos modernos en la construcción de su mensaje en la parte superior de la portada: una mujer que representa a las trabajadoras, ocupando la “asociación” y apoyada en la “unión” y la “organización”, libera a las mujeres oprimidas por la roca de la “ignorancia”, “fanatismo” y la “esclavitud”. Es decir, una idea que expresa confianza en las propias fuerzas y capacidades de las mujeres para emanciparse.


La directora de esta revista fue Esther Valdés de Díaz, de quien no se conocen informaciones biográficas, salvo que era una obrera corpiñera y, como tal, presidenta de la Asociación de Costureras “Protección, Ahorro y Defensa”. Después de haber participado como autora de algunos textos de La Alborada, se hizo cargo de La Palanca, cuya circulación se extendió incluso entre agrupaciones obreras alejadas de la capital y con colaboradoras de todo el mundo.






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Texto de la memoria de prueba de Eloisa Díaz Insulza (1866-1950), con el que optó al grado de Licenciado en la Facultad de Medicina i Farmacia de la Universidad de Chile el 25 de diciembre de 1886. Hoy forma parte de la colección Hemerotéca del Archivo Central Andrés Bello.


Eloísa Díaz Insulza (1866-1950) tenía 11 años cuando el Ministro Miguel Luis Amunátegui firmó el 6 de febrero de 1877 el decreto Nº 547 que permitió a las mujeres rendir exámenes de bachillerato y proseguir por tanto estudios universitarios.


Tuvo el privilegio, por apoyo de sus padres, de ser enviada a estudiar a uno de los pocos colegios particulares para mujeres, el de Dolores Cabrera, para luego pasar al Liceo de Isabel le Brun, profesora impulsora del decreto. En 1881 con casi quince años de edad, Eloisa aprobó el examen de bachillerato en Humanidades en el Instituto Nacional, lo que la habilitaba para ingresar como estudiante a la única universidad del país, la Universidad de Chile. Con ello, fue la primera mujer de América Latina en recibir un título universitario. En 1885 fue Bachiller en medicina y farmacia, en 1886 fue licenciada en medicina y farmacia. El 3 de enero de 1887 obtuvo el título de Médico cirujano, siendo de esta forma la primera doctora de Chile y Sudamérica.


Tuvo que estudiar acompañada por su madre pues su irrupción en un mundo vedado a la mujer chilena produjo una grieta en el sistema, incomodidad y rechazo. En una entrevista -concedida por la conmemoración el cincuentenario del Decreto Amunategui, el 30 de septiembre de 1927- decía:


“Recuerdo que en aquellos primeros días los estudiantes de todos los cursos al término de cada clase, se formaban en dos filas para hacerme pasar por el centro, y esta broma cariñosa de la muchachada terminaba con entusiastas aplausos. Después algunos de mis compañeros me venían a esperar a la salida de mi casa para acompañarme a la escuela” (El Mercurio, 30 de septiembre de 1927)


Sobre la aparición de la pubertad en la mujer chilena i de las predisposiciones patológicas propias del sexo es su memoria de prueba para optar al grado de médico. El objetivo de dicho trabajo es establecer cuáles son los factores que particularizan el comienzo de la menstruación como un proceso de transformación decisivo en la salud de las mujeres chilenas. Para tal fin, Díaz comprende el contexto geográfico y socio económico vivido en el país hacia el último tercio del siglo XIX. Notemos que se trata de la segunda publicación cuya autora es mujer en la historia de los Anales de la Universidad de Chile.


En su vida profesional, la Dra. Díaz se dedicó por más de treinta años “al alivio de las dolencias humanas” desde su cargo como Inspectora de las Escuelas Públicas instalando en ellas servicios odontológicos y comedores alimenticios, los paseos y colonias escolares, el día del árbol, la creación de plazas para juegos, jardines infantiles y escuelas para niños con capacidades diferentes. Implementó también campañas de salud pública para combatir la tuberculosis, el alcoholismo y la mortalidad infantil por medio de la vacunación obligatoria.


La memoria de la Dra. Díaz es un manifiesto que incentiva e impulsa a las mujeres en el ámbito de los estudios universitarios. En sus primeras páginas leídas por Eloísa Díaz en voz alta destaca: “vedado estaba a la mujer chilena franquear el umbral sagrado del augusto templo de las ciencias… Pero los tiempos cambian”.







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Eloisa Díaz, Sobre la aparición de la pubertad en la mujer chilena i de las predisposiciones patológicas del sexo. Memoria de prueba para optar al grado de Licenciado en la Facultad de Medicina i Farmacia leída el 25 de diciembre de 1886, en Anales de la Universidad de Chile, 1887, pp. 892-917.
Santiago de Chile, 1887, 24 páginas.
Colección Hemeroteca
Archivo Central Andrés Bello.















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Obras que presentaré al Congreso i a la exposición de higiene...
Eloísa Díaz
1910
Donación familia Méndez Díaz. Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile
















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Texto manuscrito de Eloísa Díaz en hoja con membrete con su profesión, nombre, dirección de su consulta en la Alameda y horarios de atención. Se trata del listado de trabajos de su autoría que presentaría en el Congreso Científico de Buenos Aires de 1910 al que fue comisionada como delegada de Chile. Estuvo a cargo de la sección de higiene escolar y pedagógica, presentando el proyecto en este tema para Chile, de su autoría, y que luego implementó desde su cargo como Jefa del Servicio de Higiene escolar en todo Chile. En la lista incluye también el número de sus tarjetas de presentación que llevaba para intercambiar con colegas de todo el mundo y que la reconocieron en esa oportunidad como la “mujer más ilustre de América”.
Este documento se exhibe por primera vez. Fue donado por sus descendientes animados por la campaña liderada por la Universidad de Chile para que Metro le de el nombre Estación Hospitales Eloísa Díaz a la que se encuentra en la Facultad de Medicina en Avenida Independencia. Es un justo reconocimiento a su ilustre labor pública y por haber desafiado a los que aún dudan de la capacidad intelectual de las mujeres.












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Decreto supremo N°547 dictado por el Presidente Aníbal Pinto, firmado en 1877 por el Ministro Miguel Luis Amunategui, que reconoce las capacidades de las mujeres para rendir el examen de Bachillerato, requisito fundamental para entrar a las carreras con grado universitario. Dicha disposición aparece publicada en el Boletín de Instrucción Pública, revista vinculada a Anales de la Universidad de Chile. En dicho boletín se encuentran las actas de las sesiones en que asistían, entre otras autoridades, el ministro en la materia y el rector de la universidad.


Este decreto aparece en un momento en el cual la Universidad de Chile tenía un rol preponderante en la elaboración de políticas culturales estatales. En efecto, los gobiernos de la época hasta el último tercio del siglo XX no concebían tomar decisiones sin conocer el punto de vista que la universidad podía brindar sobre el quehacer público. Ello porque justamente esa es la misión específica de la casa de estudios desde su fundación en 1842.


Podemos imaginar el tenor de las discusiones que debió generar este proyecto. En efecto, la disposición se logró gracias al trabajo que habían realizado dos educadoras claves cuyos nombres autoriales no son reconocibles en el decreto mismo: Antonia Ignacia Tarragó González, directora del Colegio de Santa Teresa, quien en 1872 había planteado la importancia social de la instrucción de la mujer, y la profesora Isabel Le Brun de Pinochet, directora del Colegio de la Recoleta, quien tres años después planteó el tema al Consejo Universitario.


El objeto del decreto es claro. La disposición permite que ellas puedan ejercer “algunas” profesiones científicas y propiciar su sustento económico. La prueba sería rendida bajo las mismas disposiciones que estaban sujetos los hombres. Sin embargo, las mujeres que habían tenido el privilegio de la educación ya eran estudiantas de las carreras universitarias que- a la época- no conducían a título profesional tales como Odontología y Farmacia. La primera mujer en rendir y aprobar el Bachillerato fue Eloísa Díaz Insunza (1866-1950) estudiante de la maestra Le Brun, el día 11 de abril de 1881.


De la lectura del documento podemos desprender ciertas consideraciones. Las mujeres han sido un motor permanente en la historia del trabajo, ya sea desde la casa o en los distintos oficios que desempeñaban para abastecer sus hogares, los que mayormente no contaban con apoyo masculino. Sin embargo, el panorama laboral de las mujeres se transformó hacia el último tercio del siglo XIX, momento en que los hombres y mujeres de Estado estimularon su educación y la incorporación de ellas a las industrias. Tal fue el caso de las obreras de fábricas de papel y cigarrerías.


Interpretamos este decreto como una pieza clave en la articulación del estado docente y la conformación de economías de mercado que, en la práctica, generaron espacios para una aparente igualdad de género que continúa siendo cuestionada.


Consideramos que este decreto es representativo tanto de la colección a la cual pertenece como de las tensiones que la universidad afronta para cumplir con la misión y el sentido de responsabilidad social que la institución tiene en tanto agente democratizador del conocimiento en el país.











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Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Decreto n.547, en Anales de la Universidad de Chile, 1877, pp. 34.
Santiago de Chile, 6 de febrero de 1877.
Colección Hemerotéca
Archivo Central Andrés Bello.














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Elección extraordinaria de diputado. Acta de la 4a sesión del Tribunal Calificador de Elecciones celebrada el martes 17 de abril de 1951
1951 abr. 17
Santiago
Archivo del Tribunal Calificador de Elecciones



Acta de la elección extraordinaria de diputados por la provincia de Concepción realizada el 17 de abril de 1951, instancia en la cual fue electa con la primera mayoría Inés Leonor Enríquez Frödden (1913-1998), abogada y profesora de la Universidad de Concepción. Junto con Amanda Labarca fue fundadora de la Asociación de Mujeres Universitarias del Partido Radical. Inés Leonor Enríquez Frödden fue también la primera mujer en ocupar, a nivel país, el cargo de Intendenta por la provincia de Concepción.
Como diputada mantuvo su cargo por cuatro periodos entre 1951 y 1969, y se destacó por llevar a cabo iniciativas tendientes a fortalecer la Universidad de Concepción, estimular el pago de asignaciones familiares y proteger la infancia.





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Justicia Espada Acuña: Liceo Aplicación (sección niñas) VI año. N°213.
Santiago de Chile, 1911.
Colección General.
Archivo Central Andrés Bello.

















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Cuaderno de estudio de zoología de la Ingeniera Civil Justicia Espada Acuña Mena (1893-1980), correspondiente al VI año de Humanidades cursado por ella el año 1911 en el Liceo de Aplicación, escuela que en ese tiempo era mixta y tenía una sección especial para niñas. La marca del cuaderno es A Tesche y C, empresa ubicada en Santiago de Chile. Justicia Espada Acuña fue la primera mujer que en 1913 entró a estudiar Ingeniería Civil en la Universidad de Chile y se graduó como tal en 1919.


Esta pieza fue donada en 2018 al Archivo Central Andrés Bello por su único hijo vivo el Sr. Millapol Gajardo y la única nieta mujer de Justicia Espada, la Srta Mireya Gajardo. En efecto, el cuaderno corresponde a una serie muy valiosa de documentos de archivo, entre los cuales se hayan fotografías, manuscritos e impresos pertenecientes a Justicia Espada. La ceremonia de donación de esta pieza se llevó a cabo en el contexto de la inauguración de la Exposición Mujeres Públicas ubicada en la Sala Museo Gabriela Mistral.


En este documento encontramos evidencia de que el currículo escolar con que estudió Justicia Espada, incluía temáticas para comprender la historia de la zoología a partir de referentes clásicos antiguos y decimonónicos. Constatamos su interés por estudiar a Aristóteles como primer estudioso de la historia natural a partir de trabajo de anatomía comparada. Prosiguen autores del siglo XIX, quienes fundamentaron la teoría de la evolución, es decir, del conjunto de principios que explican que las especies no son constantes e invariables, sino muy por el contrario, están transformándose en la misma medida que los organismos sencillos se vuelven cada vez más complejos. En sus apuntes ella comenta:


“En un principio había sólo seres imperfectos i la fuerza que produjo la perfección fue el uso. El ejercicio produjo desarrollo mientras que el desuso atrofia”.


Las circunstancias ambientales precisas impulsan los cambios adaptativos. Justicia se maneja al interior de un imaginario decimonónico que sostenía que existía una cierta “chilenidad” biológica expresada en los mamíferos que habitan el territorio nacional.



Las ideas manifestadas en su cuaderno escolar tienen cercanías expresas a lo que se conoce como el “darwinismo social”, es decir, a la ideología que sostuvo que la teoría de la selección natural de Charles Darwin tenía aplicaciones sociales en las comunidades humanas y que las leyes de la naturaleza se basaban en la supervivencia del más evolucionado, la lucha por la vida y las leyes de la propiedad heredable. Dicha teoría surgió a mediados del siglo XIX a partir de las reflexiones de Herbert Spencer (1829-1903), intelectual que se fundamentó en Thomas Malthus (1766-1834) y Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829). En el siglo XX, la influencia de estas teorías se hicieron visibles en la formulación del nazismo con Adolf Hitler (1889-1945) y en el fascismo de Benito Mussolini (1883-1945). Es también un fundamento para los enfoques racistas, xenófobos y nacionalistas. El darwinismo social declara la lucha competitiva entre las especies. En efecto, Justicia en sus apuntes indicaba: “Darwin explica de esta manera no solo la formación de nuevas razas sino también el nacimiento de nuevas especies, familias, órdenes, clases y aun divisiones i tipos”.


Las razones y causas que permiten a los seres humanos conformar civilizaciones y culturas complejas constituyen temas que han efectivamente preocupado profundamente a los filosofos y cientificos. No obstante debe reconocerse que la ciencia ha refutado las premisas del darwinismo social, señalando que, muy por el contrario, Darwin sostuvo que el altruismo y la solidaridad son los motores fundamentales que permiten el desarrollo humano real.


El cuaderno que aquí presentamos posee el valor de representar el imaginario de Justicia Espada, el contexto cultural en que se desenvolvió y aprendió para forjarse su visión de mundo dos años antes de entrar a estudiar a la universidad.


Lamentamos que no existan estudios específicos que nos permitan indagar más en el fondo de la vida y obra de Justicia Espada, una mujer de su tiempo, con una formación valórica conservadora, que tuvo la posibilidad de acceder a la educación superior, en un gesto que desde hoy podemos interpretar como una acción feminista, independiente de del hecho de que Justicia Espada nunca se definiese como tal y que, por el contrario, fuera más bien una mujer tradicional, cercana a los gobiernos de derecha y en los setenta a la dictadura militar.


Esta pieza ha sido valorada como un tesoro del Archivo Central Andrés Bello, pues se trata de una de los pocos materiales con que podemos reconstruir la historia de la primera ingeniera de la Universidad de Chile y porque da cuenta del imaginario científico y político con que fue educada. La difusión de este tipo de materialidad es importante para comprender las complejidades y aristas que tuvo la vida de una mujer exitosamente adaptada a la cultura universitaria de la época, la que por entonces era dominada por una sociabilidad masculina.














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Justicia Espada: centenario de su titulación como primera Ingeniera de Chile y Sudamérica




En 1917 Luisa Zanelli, en su libro Mujeres Chilenas de Letras, decía sobre la Ingeniería: “Es esta rama universitaria la única que no ha sido invadida en buen número por mujeres. Una que otra, como caso aislado han ingresado a sus aulas; mas, al poco tiempo, se las ha visto desistir de su propósito... Sin embargo, en la actualidad hai una joven, Justicia Espada, dotada de una gran facilidad para las matemáticas, que ingresó en 1912, y cursa hoi en día el quinto año de Injeniería. A ella le corresponderá ser la primera injeniera chilena, y quien sabe si no también la primera de Sud-América”.


En 1919, un 15 de diciembre, Justicia Espada Acuña Mena (1893-1980) se tituló de Ingeniera con un “Proyecto de Resistencia de Materiales”. Había estudiado previamente Matemáticas en el Instituto Pedagógico, y ya desde sus años de estudiante en el Liceo de Aplicaciones (con sección para mujeres) le gustaban los números, en una entrevista del año 1978 decía “yo encontraba que no había nada más lindo que las matemáticas. Todos se extrañaban que yo estudiara ingeniería, y se preguntaban por qué lo hacía si nunca iba a ejercer. Sin embargo cuando obtuve mi título universitario, encontré trabajo en la Empresa de Ferrocarriles del Estado. Mi labor específica se debía a cálculo de Puentes… Al nacer mi segundo hijo renuncié a mi puesto y decidí dedicarme a mi familia. Fui madre de siete hijos y cuando el menor tenía cuatro años, volví a reincoporarme a Ferrocarriles”. Trabajó como calculista en el Departamento de Vías y Obras hasta que jubiló el año 1954.


“Justicia Acuña de Gajardo: las matemáticas han sido mi pasión”, El Mercurio, 18 de abril de 1978.




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¿Qué hombres públicos conocen?¿Qué mujeres públicas conocen? ¿un hombre público y una mujer pública son equivalentes?
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Retrato de Eloisa Díaz Inzunza
Colección Archivo Fotográfico, Serie B
Archivo Central Andrés Bello

















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Retrato de Eloísa Díaz Insunza (1866-1950) que pertenece a la Serie B Reproducción de la Colección Archivo Central Andrés Bello, la cual reúne imágenes recopiladas por el Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm de la Universidad de Chile y que fueron obtenidas desde distintas fuentes como libros, cuadros, fotografías personales, entre otros, referencias que lamentablemente hoy no podemos identificar. El compendio de imágenes que se formó sirvió para apoyar las actividades de docencia, extensión e investigación en la universidad.


Eloísa Díaz Insunza (1866-1950) médica chilena, fue la primera mujer en obtener autorización para realizar estudios universitarios en Chile, luego de la promulgación en 1877 del llamado “Decreto Amunátegui” que acabó con ese derecho como privilegio exclusivo para los varones. Ingresó a la Universidad en 1881, según se aprecia en su diploma de Bachiller en Humanidades. Finalizó sus estudios graduándose como Licenciada en la Facultad de Medicina y Farmacia de la Universidad de Chile en 1886 y como médica cirujana al año siguiente, primera mujer con ese título en nuestro país y en América Latina.


Destaca su tesis, Sobre la aparición de la pubertad en la mujer chilena i de las predisposiciones patológicas del sexo. Memoria de prueba para optar al grado de Licenciado en la Facultad de Medicina i Farmacia leída el 25 de diciembre de 1886, aparecida en Anales de la Universidad de Chile, 1887, pp. 892-917. Este es un trabajo detallado sobre la menstruación de las mujeres chilenas, tema bastante poco abordado para la época. Eloísa Díaz durante su carrera trabajó incansablemente para impulsar políticas públicas que impactaran en la salud de los(as) estudiantes en las escuelas.














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Diploma de título de Injeniero Civil de la Universidad de Chile obtenido por Justicia Espada Acuña (1893-1980), primera mujer chilena en obtener el grado en Santiago el año 1919. Pertenece a un conjunto documental donado por el hijo de la profesional, Millapol Gajardo, en el marco de la apertura de la Exposición Mujeres Públicas de la Sala Museo Gabriela Mistral, en mayo de 2019. Esta colección, conservada actualmente en el Depósito del Archivo Central Andrés Bello, es un conjunto donde podemos analizar los distintos planos de la vida privada y profesional de Justicia Espada.


Este documento solemne fue expedido por nuestra casa de estudios en un momento en el cual recién se incorporaban las mujeres a la educación superior tanto en Chile como en el continente entero. Justicia Espada es una de las primeras ingenierías civiles de América Latina. Es, por lo tanto, una pieza representativa del esfuerzo que Justicia Espada debió realizar para incorporarse a una facultad que no contaba ni con la costumbre ni con los espacios para integrar a las mujeres a la formación universitaria.


En efecto, ella recordaba que no existían baños para mujeres en la facultad. Este hecho significativo en la vida cotidiana no implicó en ninguna medida la desmoralización de la joven universitaria. Muy por el contrario, en sus entrevistas ella destacó siempre el apoyo y las afectuosas palabras de solidaridad que sus compañeros varones le propinaron para darle la bienvenida. El centro de alumnos de la escuela en su revista Enerjía, se refirió a ella como "una mujer que haciendo caso omiso de prejuicios i añejeces i no llevando más armas que su cerebro i su carácter indomable, decidió estudiar ingeniería", acontecimiento que consideraban de gran trascendencia social.


La ingeniera se destacó por su trabajo en instituciones públicas en labores centrales para la vida moderna. Nótese en particular su trabajo como funcionaria pública en el Departamento de Vías y Obras de la Dirección General de Ferrocarriles del Estado de Chile, empresa creada en 1884.


Consideramos este documento como un tesoro pues representa un hito significativo en la historia que significa la incorporación de las mujeres a la educación superior, un tema que actualmente requiere ser pensado e investigado en profundidad.
















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Justicia Espada Acuña. Diploma de Título de Injeniero Civil de Justicia Espada Acuña. Universidad de Chile, 1919.
Donación Justicia Espada Acuña.
Archivo Central Andrés Bello





















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Diploma de Título de Bachiller en Matemáticas otorgado por unanimidad el 31 de marzo de 1913 a Justicia Espada (1893-1980), primera mujer chilena en obtener el grado de Injeniero Civil en Santiago el año 1919. Este documento oficial se encuentra firmado por el Rector de la Universidad de Chile Domingo Amunategui (1860-1946), historiador, abogado y destacado hombre público que se desempeñó, en distintos momentos de su vida, como Ministro del Interior, Ministro de Justicia y Ministro de Educación.


La pieza pertenece a un conjunto documental donado por el hijo de la profesional Millapol Gajardo en el marco de la apertura de la Exposición Mujeres Públicas de Sala Museo Gabriela Mistral, en mayo de 2019. Esta colección, conservada actualmente en el Depósito del Archivo Central Andrés Bello, es un conjunto donde podemos analizar los distintos planos de la vida privada y profesional de Justicia Espada.


Este tipo de diploma se otorgaba a todo quien desease acceder a estudios superiores tras haber rendido una serie de pruebas que acreditaban tener los estudios suficientes para ingresar a la universidad. En efecto, el examen de Bachillerato es una prueba que, desde 1850 hasta 1967, permitía seleccionar a los estudiantes/as para la continuación de estudios en la Universidad de Chile. Posteriormente dicha prueba se denominó Prueba de Aptitud Académica, en 2003 Prueba de Selección Universitaria (PSU) y desde 2020, Prueba de Transición para la Admisión Universitiaria.


La prueba de Bachillerato era inicialmente en humanidades, incorporándose posteriormente la de matemáticas para entrar a la carrera de Ingeniería. La prueba de bachillerato evaluaba conocimientos del latín aplicado a la traducción de autores clásicos grecorromanos y una composición castellana sobre temas correspondientes a materias propias del currículo. Para rendir el examen el estudiante debía haber cumplido la enseñanza secundaria completa. Según el investigador José Vera, se solicitaba también un certificado de buena conducta otorgado por el liceo de origen del estudiante/a. Cabe recordar que en el contexto la Universidad de Chile ejercía el rol de Superintendencia de Educación sobre los colegios públicos.


Destacamos en particular el Diploma obtenido por Justicia Espada Acuña pues su obtención es una antesala necesaria para entender cómo llega a ser la primera mujer- estudiante y, posteriormente, profesional formada y titulada de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile.















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Justicia Espada Acuña. Diploma Bachiller en Matemáticas de Justicia Espada Acuña. Universidad de Chile, 1913.
Donación Justicia Espada
Archivo Central Andrés Bello



















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Universidad de Chile, Autoría de mujeres de Revista Anales de la Universidad de Chile. Vitrina “Anales de la Universidad de Chile” en Sala Museo Gabriela Mistral.
Colección Hemeroteca.
Archivo Central Andrés Bello.




La vitrina “Anales de la Universidad de Chile” es un área permanente de la Sala Museo Gabriela Mistral. También es denominada “Muro de Instalación”, pues alberga parte de la producción académica de la Universidad de Chile desde su fundación en 1842. En cada exposición que se aloja en la Sala Museo Gabriela Mistral, se destacan y analizan los trabajos vinculados con las temáticas de las muestras vigentes. En ese sentido, para la exposición Mujeres Públicas (2019-2021) se analizó la autoría de mujeres dentro de Anales, para ello, y en vínculo con la museografía, se detectaron los textos escritos por mujeres y en los lomos de los libros se colocó una cinta color lila por cada uno de esos textos, para dar cuenta visual de la presencia de autoría de mujeres. Según este análisis, entre 1843 y el 2019, se han realizado alrededor de 5.800 publicaciones (con autor/a) en Anales de la Universidad de Chile, de ese número sólo 331 fueron escritos por mujeres.
En los 176 años de existencia de la Anales de la Universidad de Chile, la más antigua de América Latina, la pregunta por el lugar de las mujeres en la sociedad estuvo ausente hasta el primer decenio del siglo XXI. Para esta exposición revisamos la presencia de nosotras en ella y constatamos que, solo cuando asumieron su dirección mujeres con conciencia de género, se instaló una política editorial de inclusión constante de autoras: entre 2008 y 2012 por Sonia Montecino Aguirre, pionera de la antropología de género, primera Vicerrectora de Extensión y premio Nacional de Ciencias Sociales 2013, y Faride Zeran Chelech desde 2013 hasta hoy, Premio Nacional de Periodismo 2007 y actual Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones de nuestra Universidad.


También se constata la ausencia de la pregunta por el género tanto en los índices como en los criterios de catalogación vigentes. Las gráficas permiten mostrar las tendencias en la autoría de mujeres, su presencia excepcional en el siglo XIX con la poeta Mercedes Marín del Solar y la primera médica de Chile y el Cono Sur, la Dra. Eloísa Díaz, para en las primeras décadas del siglo XX dar lugar a las primeras plumas feministas de educadoras y abogadas, como las de Amanda Labarca y Elena Caffarena, e ir dando paso de forma fragmentaria a todas las profesionales egresadas del Instituto Pedagógico, las que a través de sus memorias de título, especialmente las de castellano e historia, instalaron textos pioneros en el campo de las actuales humanidades y ciencias sociales tales como la etnografía, la crítica literaria y de arte, las ciencias químicas y las ciencias de la educación. Los temas y las disciplinas ausentes evidencian los sesgos de género en las profesiones como también en la producción de conocimiento.


De la revisión en perspectiva destacan como hitos del número de autoras los volúmenes del año 1926, bajo nueva constitución, el del centenario de la Universidad en 1942 en que la educación copa las páginas y la feminización del campo se hace notar en los textos. En 1995, el primer volumen de la revista en democracia, luego de doce años de silencio en dictadura, cuenta con los nombres de las mujeres que desde el campo de la crítica cultural y el feminismo, fuera y dentro de la Universidad, se hacen cargo de repensar la institución. En el siglo XXI, el Bicentenario de la Independencia permite revisar las páginas de Anales poniendo nuevamente en circulación textos de mujeres clave para las artes, las humanidades, las ciencias sociales y las ciencias. Acorde con la nuevas líneas editoriales del siglo, en mano de mujeres, el último número de la revista recoge las pulsiones del mayo feminista de 2018 dedicado a las Mujeres Insurrectas, las institucionales, las autónomas y las de las calles, interviniendo, apropiándose y transformando lo público, con A.




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Autoría de mujeres en Anales de la Universidad de Chile


Archivo Central Andrés Bello.



En los 176 años de existencia de la Anales de la Universidad de Chile, la más antigua de América Latina, la pregunta por el lugar de las mujeres en la sociedad estuvo ausente hasta el primer decenio del siglo XXI. Para esta exposición revisamos la presencia de nosotras en ella y constatamos que, solo cuando asumieron su dirección mujeres con conciencia de género, se instaló una política editorial de inclusión constante de autoras: entre 2008 y 2012 por Sonia Montecino Aguirre, pionera de la antropología de género, primera Vicerrectora de Extensión y premio Nacional de Ciencias Sociales 2013, y Faride Zeran Chelech desde 2013 hasta hoy, Premio Nacional de Periodismo 2007 y actual Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones de nuestra Universidad.
También se constata la ausencia de la pregunta por el género tanto en los índices como en los criterios de catalogación vigentes. Las gráficas permiten mostrar las tendencias en la autoría de mujeres, su presencia excepcional en el siglo XIX con la poeta Mercedes Marín del Solar y la primera médica de Chile y el Cono Sur, la Dra. Eloísa Díaz, para en las primeras décadas del siglo XX dar lugar a las primeras plumas feministas de educadoras y abogadas, como las de Amanda Labarca y Elena Caffarena, e ir dando paso de forma fragmentaria a todas las profesionales egresadas del Instituto Pedagógico, las que a través de sus memorias de título, especialmente las de castellano e historia, instalaron textos pioneros en el campo de las actuales humanidades y ciencias sociales tales como la etnografía, la crítica literaria y de arte, las ciencias químicas y las ciencias de la educación. Los temas y las disciplinas ausentes evidencian los sesgos de género en las profesiones como también en la producción de conocimiento.
De la revisión en perspectiva destacan como hitos del número de autoras los volúmenes del año 1926, bajo nueva constitución, el del centenario de la Universidad en 1942 en que la educación copa las páginas y la feminización del campo se hace notar en los textos. En 1995, el primer volumen de la revista en democracia, luego de doce años de silencio en dictadura, cuenta con los nombres de las mujeres que desde el campo de la crítica cultural y el feminismo, fuera y dentro de la Universidad, se hacen cargo de repensar la institución. En el siglo XXI, el Bicentenario de la Independencia permite revisar las páginas de Anales poniendo nuevamente en circulación textos de mujeres clave para las artes, las humanidades, las ciencias sociales y las ciencias. Acorde con la nuevas líneas editoriales del siglo, en mano de mujeres, el último número de la revista recoge las pulsiones del mayo feminista de 2018 dedicado a las Mujeres Insurrectas, las institucionales, las autónomas y las de las calles, interviniendo, apropiándose y transformando lo público, con A.






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Eloísa Díaz, Expediente de título de Bachiller en Humanidades.
Santiago de Chile, 1881.
Colección Archivo Histórico.
Archivo Central Andrés Bello
















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El examen de Bachillerato es una prueba que, desde 1850 hasta 1967, permitía seleccionar a los estudiantes/as para la continuación de estudios en la Universidad de Chile. Posteriormente dicha prueba se denominó Prueba de Aptitud Académica y desde 2003 a la fecha Prueba de Selección Universitaria (PSU).


La prueba era inicialmente en humanidades, incorporándose posteriormente la de matemáticas para entrar a la carrera de Ingeniería. La prueba de bachillerato evaluaba conocimientos del latín aplicado a la traducción de autores clásicos grecorromanos y una composición castellana sobre temas correspondientes a materias propias del currículo. Para rendir el examen el estudiante debía haber cumplido la enseñanza secundaria completa. Según el investigador José Vera, se solicitaba también un certificado de buena conducta otorgado por el liceo de origen del estudiante/a. Cabe recordar que en el contexto la Universidad de Chile ejercía el rol de Superintendencia de Educación sobre los colegios públicos.


El 11 de abril de 1881, el rector de la universidad Ignacio Domeyko le confirió el grado de bachiller a Eloísa Rita Díaz Insunza, egresada del colegio de Isabel Le Brun. Esto permitió que pudiera estudiar en la universidad y en 1886 convertirse en la primera mujer Médico cirujano titulada en Chile y Sudamérica.


Ciertamente el camino de la estudiante no fue fácil. En el curso de los seis años de sus estudios, Eloísa Díaz debió ser acompañada diariamente por su madre a la universidad, a los hospitales y a la Escuela de Medicina. en una entrevista concedida para conmemorar el cincuentenario del Decreto Amunátegui, el 30 de septiembre de 1927, Eloísa Díaz señalo:


“Los compañeros, dijo a un periodista, fueron siempre muy buenos y respetuosos conmigo, no porque fuera mi madre acompañándome sino porque se dieron cuenta, desde el primer momento, del esfuerzo que desarrollaba para seguir estos estudios, y claro está, llegaron a alternar en mejor forma con esta su primera compañera. Recuerdo, agregó, que en aquellos primeros días, los estudiantes de todos los cursos al término de cada clase, se formaban en dos filas para hacerme pasar por el centro, y esta broma cariñosa de la muchachada terminaba con entusiastas aplausos. Después algunos de mis compañeros me venían a esperar a la salida de mi casa (vivía entonces en la Alameda) para acompañarme a la escuela”. (M., 30 sept 1927)


El documento que aquí presentamos pertenece al Archivo Histórico de la Universidad de Chile, colección creada en 2014, la que alberga documentos producidos por la propia entidad entre los años 1843 y 1985. Este fondo da cuenta de la vasta historia institucional de la universidad. La pieza en especifico es única e irrepetible y por eso, la calificamos como un tesoro, objeto precioso único e invaluable













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R. Barcia, Definición de Mujer en Primer diccionario general etimológico de la lengua española. Madrid, Establecimiento Tipográfico de Alvarez Hnos, 1880-1883.
Madrid, 1883,
Colección Referencia.
Archivo Central Andrés Bello.





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Diccionario etimológico de la lengua española elaborado por el filósofo y político republicano federalista de nacionalidad española Roque Barcia (1823-1885). Se le considera como la primera gran obra consagrada al estudio del significado y forma de las palabras hispanas.


La etimología es el estudio del origen de los vocablos; sus relaciones formales y semánticas, las que implican su procedencia con respecto a otras unidades lingüísticas más antiguas.


En este sentido, el libro pretende identificar el saber ‘verdadero’ de los términos a través del reconocimiento de los sentidos comunes, es decir, de los conocimientos y creencias compartidas por la sociedad. Así, el autor cita para definir frases y refranes distintivos de la cultura en que se encontraba inserto. En consecuencia, el libro lo que repite es el punto de vista masculino comúnmente verosímil para la época.


Es justamente desde este lugar de enunciación que Barcia, entre los múltiples conceptos e ideas que trabaja, define a la “mujer” en función al varón. Comprendase como un atributo periférico no integrado, cosificado, indesligable y absolutamente sometido al sistema capitalista pues- tal como explica Silvia Federici- el trabajo reproductivo y doméstico que las mujeres han históricamente desarrollado sin reconocimiento ni remuneración, es la base desde donde se se sostiene el modelo.


Mujer: “la casada con relación al marido”.
Mujer: como un objeto sin libertad, aquella cuyo cuerpo puede ser comprendido como parte del capital rentable ya sea como la prostituta o ramera. O bien, la que procrea. La que debe ser domesticada: “la recatada y pundorosa”. La aliada del patriarcado “la que tiene gobierno para mandar y ejecutar las cosas”, “ la que cuida haciendo familia”


De las definiciones podemos desprender como el ser mujer no es un dato biológico, sino un programa de acción, un constructo cultural elaborado a través del tiempo. Tal como señala Simone de Beavoir “no se nace mujer, se llega a serlo”.


Sabemos que las definiciones proporcionadas por el Diccionario etimológico de la lengua española de Roque Barcia lograron ser exitosas y validadas en distintos ámbitos culturales. Esto nos permite reconocer la noción como representativa del sentido común que todavía pesa a la hora de comprender qué implica ser en femenino. En efecto, los diccionarios posteriores inclusive el actualmente vigente de la Real Academia de la Lengua Española repite varias ideas que originalmente podemos leer en Barcia como la de vincular mujer como sinónimo necesario de prostitución.


Esta definición es parte importante del texto curatorial de la exposición Mujeres públicas montada en Sala Museo Gabriela Mistral el 2019 y es una invitación a analizar qué significa ser mujer hoy en la esfera pública. Es un texto que convida a identificar la violencia simbólica y conscientemente implícita en las relaciones de género. Es una incitación a mirar de frente, a liberarse, a abrir la identidad sin ser coaccionadas por las imposiciones morales e intelectuales alimentadas históricamente.








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Fotografía en claroscuros que muestra el cuerpo de una mujer de espaldas, desnuda y con los brazos en alto, se observa la firma de la fotógrafa en el borde inferior de la obra, que corresponde a Gertrudis de Moses (1901-1996), destacada fotógrafa, artista y escritora chileno-alemana. Actualmente la pieza es parte del Fondo Gertrudis de Moses perteneciente a la Colección Archivo Fotográfico del Archivo Central Andrés Bello (AB), dicho fondo fue donado a la institución por la artista en 1992, el conjunto corresponde a su producción fotográfica autoral y cuenta con 6096 piezas, entre las cuales encontramos ampliaciones en blanco y negro y color, negativos, álbumes y diapositivas. Por las características de la obra y del trabajo de su autora, la presente fotografía actualmente forma parte de la exposición “Mujeres Públicas” albergada en la Sala Museo Gabriela Mistral, dependiente de AB.


La composición de la fotografía, tanto por el cuerpo desnudo como por los colores, evoca un espacio íntimo y al mundo onírico. Gertrudis de Moses indagó en el inconsciente, los miedos, el cuerpo, los sueños y los sentidos, ella veía a la fotografía como una herramienta de expresión, a través de la cual, representó los mundos interiores de las mujeres mediante su propia mirada. La pieza también destaca en términos técnicos, pues se trata de una intervención que realizó la fotógrafa al momento de ampliar la imagen, es decir, nos encontramos en presencia de una obra terminada no sujeta a interpretación, al contrario de lo que ocurre con los negativos.
La presente imagen fue parte de la exposición “Gertrudis de Moses. Cuerpo imaginado 1964-1977”, realizada en el 2018 en el Centro Cultural Estación Mapocho, en esta muestra sus curadores Andrea Aguad y Samuel Salgado plantearon: “Gertrudis de Moses abordó el género como construcción social, interpretando y representando una voluntad de profundizar en sus emociones, de lograr una conciencia más clara del mundo de los sentidos. El cuerpo como campo de batalla, pero también como territorio de poder.”



Gertrudis Conitzer, también conocida como Gertrudis de Moses, nació en Alemania en 1901. En el seno de una familia judía acomodada y asidua a los espacios culturales de la época, tuvo un bagaje que sin duda repercutió en su formación artística. En la década de los 30’ experimentó la persecusión Nazi, es por eso que un poco antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial, se trasladó a Chile con su esposo e hijos. Llegó a nuestro país en 1939, a los pocos años de su llegada fallecieron su esposo y uno de sus hijos. En ese complejo contexto, el oficio de la fotografía, que comenzó a desarrollar en Alemania, le permitió generar ingresos económicos para sustentar a su familia. Al igual que muchos fotógrafos de su generación, ella no tuvo estudios formales en esta área, sin embargo, sí tuvo cursos de arte y de música, además frecuentaba espacios culturales como la ópera, cine, museos, etc., que la formaron en conocimientos sobre estética y visualidad. Es así que instaló el estudio fotográfico “Mignon” en su casa ubicada en Ñuñoa, en este periodo se dedicó a la fotografía comercial realizando retratos y registros de eventos familiares. Pronto comenzó a indagar en la fotografía artística y documental, convirtiéndose en una de las primeras socias fundadoras del Foto Cine Club de Chile, durante el tiempo que participó de esta instancia dio a conocer principalmente sus trabajos de estudio y desnudos. En los 60’ incursionó en técnicas vanguardistas como la doble exposición y el fotomontaje, realizando obras con clara inspiración surrealista, movimiento artístico y literario de inicios de siglo XX vinculado al psicoanálisis. A los 88 años Gertrudis de Moses publicó su autobiografía “Caminatas: Memorias de una fotógrafa” (1989), una narración de su vida que va hilando en conexión a su obra fotográfica. Durante su trayectoria participó en numerosas muestras tanto individuales como colectivas.


Gertrudis de Moses falleció en 1996.


La presente pieza es considerada como un tesoro dentro de la Colección Archivo Fotográfico del Archivo Central Andrés Bello, pues es una obra que pertenece a una de las pocas mujeres fotógrafas de mediados de siglo. Destacan sus obras de inspiración surrealista, que instalaron técnicas de vanguardia en la fotografía chilena del siglo XX.







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Guillard Pérez-Villamil, Mario,Rederas,ca. 1960"Chile- I Región Iquique".
Colección Archivo Fotográfico, Subcolección Chile, serie D - 1950 a 1990.
Archivo Central Andrés Bello.






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Registro fotográfico donde se retrata un conjunto de mujeres trenzando redes de pescas. La imagen fue tomada en Iquique en la década de 1960 por Mario Guillard Pérez- Villamil , fotógrafo que trabajó como funcionario del Laboratorio de Fotografía y Microfilm de la Universidad de Chile, entidad dedicada a apoyar las actividades de docencia, extensión e investigación en la universidad. La pieza pertenece a la Subcolección Chile de la Colección Archivo Fotográfico del Archivo Central Andrés Bello, acervo que cuenta con más de 71.000 ítemes correspondientes a fotografías, negativos, diapositivas, albúminas y fotografías en papel.


La fotografía es aguda y atractiva, en una composición que nos invita a entrar a la escena. Este es parte de una serie de secuencias tomadas para representar a la comunidad pesquera, a las familias que hay detrás de la labor y especialmente al trabajo femenino de arreglar las redes para la realización de la pesca. La postura de las mujeres evidencia la destreza que ellas tenían para tejer las redes. Esto es algo que nos parece importante de destacar dado que el trabajo femenino ha sido constantemente invisibilizado. Este registro es parte de la labor que implicó pensar la exposición ¨Rostro de Chile¨, muestra icónica que buscó elaborar un retrato gráfico del país montada en Casa Central de la Universidad de Chile en 1960.


Consideramos que el registro es representativo de la Colección pues da cuenta el trabajo que hizo Mario Guillard Pérez- Villamil, fotógrafo que, pese a ser menos conocido, nos legó un importante y amplio registro de los y las actores sociales del pueblo de Chile.



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Gertrudis de Moses, Desnudo Espalda, 1959.
Santiago, 1959.
Colección Archivo Fotográfico.
Archivo Central Andrés Bello.








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Fotografía en blanco y negro que muestra a una mujer de edad avanzada lavando ropa en una artesa. Al fondo hay una casa de adobe y alrededor observamos algunos elementos usados en los quehaceres del lavado, ropa colgada y otras artesas. La obra fue realizada por Gertrudis de Moses (1901-1996), destacada fotógrafa, artista y escritora chileno-alemana. Actualmente la pieza forma parte del Fondo Gertrudis de Moses perteneciente a la Colección Archivo Fotográfico del Archivo Central Andrés Bello (AB), dicho fondo fue donado por la artista a la institución en 1992, el conjunto corresponde a su producción fotográfica autoral y cuenta con 6096 piezas, entre las cuales encontramos ampliaciones en blanco y negro y color, negativos, álbumes y diapositivas. Por las características de la obra y del trabajo de su autora, la presente fotografía actualmente forma parte de la exposición “Mujeres Públicas” albergada en la Sala Museo Gabriela Mistral, dependiente de AB.


La presente imagen muestra el retrato de una mujer en el momento justo en que aprieta la tela para quitar el agua, la escena claramente capta un momento cotidiano en el mundo popular. Este trabajo se inserta en su producción documental, otra de las múltiples líneas desarrolladas por Gertrudis de Moses. Esta fotografía formó parte de su libro autobiográfico “Caminatas: Memorias de una fotógrafa”, trabajo publicado en 1989 cuando ella tenía 88 años. El texto es una narración de su vida que va hilando con su obra visual, en este da luces sobre su poética fotográfica.


Gertrudis Conitzer, también conocida como Gertrudis de Moses, nació en Alemania en 1901. En el seno de una familia judía acomodada y asidua a los espacios culturales de la época, tuvo un bagaje que sin duda repercutió en su formación artística. En la década de los 30’ experimentó la persecusión Nazi, es por eso que un poco antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial, se trasladó a Chile con su esposo e hijos. Llegó a nuestro país en 1939, a los pocos años de su llegada fallecieron su esposo y uno de sus hijos. En ese complejo contexto, el oficio de la fotografía, que comenzó a desarrollar en Alemania, le permitió generar ingresos económicos para sustentar a su familia. Al igual que muchos fotógrafos de su generación, ella no tuvo estudios formales en esta área, sin embargo, sí tuvo cursos de arte y de música, además frecuentaba espacios culturales como la ópera, cine, museos, etc., que la formaron en conocimientos sobre estética y visualidad. Es así que instaló el estudio fotográfico “Mignon” en su casa ubicada en Ñuñoa, en este periodo se dedicó a la fotografía comercial realizando retratos y registros de eventos familiares. Pronto comenzó a indagar en la fotografía artística y documental, convirtiéndose en una de las primeras socias fundadoras del Foto Cine Club de Chile, durante el tiempo que participó de esta instancia dio a conocer principalmente sus trabajos de estudio y desnudos. En los 60’ incursionó en técnicas vanguardistas como la doble exposición y el fotomontaje, realizando obras con clara inspiración surrealista, movimiento artístico y literario de inicios de siglo XX vinculado al psicoanálisis. Durante su trayectoria participó en numerosas muestras tanto individuales como colectivas.


Gertrudis de Moses falleció en 1996.


La presente pieza es considerada como un tesoro dentro de la Colección Archivo Fotográfico del Archivo Central Andrés Bello, pues es una obra que pertenece a una de las pocas mujeres fotógrafas de mediados de siglo, quien además desarrolló una línea autoral.





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Gertrudis de Moses, Lavandera, s.f.
Santiago, sin fecha.
Colección Archivo Fotográfico.
Archivo Central Andrés Bello.












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Fotomontaje que superpone la imagen del cuerpo de una mujer desnuda con los libros de una estantería. La mujer se encuentra de espaldas y el perfil de su rostro mira hacia la derecha. Hacia el sector superior izquierdo se puede observar un retrato, al parecer pintado, que también se mezcla con la estantería. La imagen, realizada en 1969, es obra de Gertrudis de Moses (1901-1996), destacada fotógrafa, artista y escritora chileno-alemana. Actualmente la pieza forma parte del Fondo Gertrudis de Moses perteneciente a la Colección Archivo Fotográfico del Archivo Central Andrés Bello (AB), dicho fondo fue donado por la artista a la institución en 1992, el conjunto corresponde a su producción fotográfica autoral y cuenta con 6096 piezas, entre las cuales encontramos ampliaciones en blanco y negro y color, negativos, álbumes y diapositivas. Por las características de la obra y del trabajo de su autora, la presente fotografía actualmente forma parte de la exposición “Mujeres Públicas” albergada en la Sala Museo Gabriela Mistral, dependiente de AB.


La superposición de los elementos que componen esta obra provocan una sensación translúcida que hace parecer que el cuerpo se encuentra cubierto por un velo, lo que le otorga un efecto onírico en la mujer que protagoniza la obra. Gertrudis de Moses incursionó en los años 60’ en técnicas vanguardistas como la doble exposición y el fotomontaje, en esta línea realizó piezas que indagan en el inconsciente con clara inspiración surrealista, movimiento artístico y literario de inicios de siglo XX vinculado al psicoanálisis.


Gertrudis Conitzer, también conocida como Gertrudis de Moses, nació en Alemania en 1901. En el seno de una familia judía acomodada y asidua a los espacios culturales de la época, tuvo un bagaje que sin duda repercutió en su formación artística. En la década de los 30’ experimentó la persecusión Nazi, es por eso que un poco antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial, se trasladó a Chile con su esposo e hijos. Llegó a nuestro país en 1939, a los pocos años de su llegada fallecieron su esposo y uno de sus hijos.En ese complejo contexto, el oficio de la fotografía, que comenzó a desarrollar en Alemania, le permitió generar ingresos económicos para sustentar a su familia. Al igual que muchos fotógrafos de su generación, ella no tuvo estudios formales en esta área, sin embargo, sí tuvo cursos de arte y de música, además frecuentaba espacios culturales como la ópera, cine, museos, etc., que la formaron en conocimientos sobre estética y visualidad. Es así que instaló el estudio fotográfico “Mignon” en su casa ubicada en Ñuñoa, en este periodo se dedicó a la fotografía comercial realizando retratos y registrando eventos familiares. Pronto comenzó a indagar en la fotografía artística y documental, convirtiéndose en una de las primeras socias fundadoras del Foto Cine Club de Chile, durante el tiempo que participó de esta instancia dio a conocer principalmente sus trabajos de estudio y desnudos. Más tarde incursionó técnicas experimentales que dieron paso a su obra de carácter surrealista, línea que destacó por su singularidad en el contexto chileno. A los 88 años Gertrudis de Moses publicó su autobiografía “Caminatas: Memorias de una fotógrafa” (1989), una narración de su vida que va hilando en conexión a su obra fotográfica. Durante su trayectoria participó en numerosas muestras tanto individuales como colectivas. Gertrudis de Moses falleció en 1996.


La presente pieza es considerada como un tesoro dentro de la Colección Archivo Fotográfico del Archivo Central Andrés Bello, pues es una obra perteneciente a una de las pocas mujeres fotógrafas de mediados de siglo. Destacan sus obras de inspiración surrealista, que instalaron técnicas de vanguardia en la fotografía chilena del siglo XX.



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Gertrudis de Moses, ¨Espejismo¨, 1969.
Santiago, 1969.
Colección Archivo Fotográfico.
Archivo Central Andrés Bello.










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Universidad de Chile. Acta de Acuerdo entre Rectoría y Asamblea de Mujeres de la Universidad de Chile. Santiago de Chile, 2018.
Colección Manuscritos
Archivo Central Andrés Bello




































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Este acuerdo surge en el contexto de las manifestaciones que, desde mayo del año antes mencionado, habían sostenido un gran número de estudiantes mujeres frente a una serie de acusaciones de acoso sexual y abusos de género, vividos dentro de nuestra casa de estudios. Dichas protestas fueron extensivas a nivel nacional, concitando la atención nacional frente al tema. El apoyo a las demandas provenientes de distintos sectores de la sociedad fue transversal, lo que evidenció la insuficiencia e ineficacia de protocolos y políticas sobre acoso en los planteles educacionales. Este documento es una respuesta a dicho contexto.


El acuerdo considera dos grandes aspectos fundamentales. En primer lugar, el reforzamiento orgánico para la institucionalización y protocolización de las problemáticas de género, como también un compromiso institucional con la difusión en la materia y el fomento a la equidad de género existentes en los altos cargos directivos. En lo relativo al ámbito laboral, considera como un problema asociado el uso abusivo de contrataciones a honorarios y el subcontrato. En segundo lugar, comprende avances para una educación no sexista identificando acciones discriminatorias y violencia de género, con el fin de realizar instancias de formación para estudiantes, docentes y funcionarios/as.
La profundidad del acta demuestra la necesidad imperiosa de un cambio cultural que cuestiona, con fuerza, al patriarcado y a la reproducción de roles de género asentados en la base del sistema neoliberal que vivimos también en la Universidad de Chile. Esta razón explica por qué las demandas apuntaban a un cambio profundo, a un nuevo tipo de educación pública, comprendida como un derecho inalienable y absolutamente distante a las lógicas sexistas y mercantiles que el mercado impulsa a sostener. En tal sentido, puede observarse una línea histórica de las demandas del movimiento estudiantil y su concepción amplia de la educación como un derecho.


Según Faride Zerán, esta lucha que se dio en mayo de 2018, emergió recuperando la historia acumulada del feminismo en nuestro país. Es por ello que el documento fue incorporado como una pieza importante en uno de los muros de la exposición Mujeres Públicas de la Sala Museo Gabriela Mistral. Su ubicación a la salida de la exposición da cuenta de la vigencia que tiene la problemática, subrayando el compromiso de la Universidad de Chile con la materia.
Por todas las razones anteriores, consideramos esta pieza como representativa del valor que tiene el trabajo de la Universidad de Chile en la materia.










































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Alfiletero y alfileres para sombrero
Ca. 1920
Colección privada


Los alfileres, en sus más diversas formas, han sido parte del adorno y el vestuario de las mujeres y también parte de sus instrumentos de trabajo en la costura. Todos ellos también son parte de la historia de la autodefensa frente al acoso callejero, especialmente en el transporte público de todas las épocas. Al comentar este tema con diversas mujeres los relatos emergen con rapidez: “Mi abuela me dio un alfiler de gancho que prendí al cuello de mi blusa blanca escolar. Recuerdo con detalle -camino al Liceo- cómo lo desprendía de allí, mis dedos lo tomaban delicadamente y, con un movimiento silencioso, bajaba mi mano trás de mi con el placer de la cercana justicia que simbolizaba”.



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Bordado de una herida abierta (proceso en curso)
Francisca Palma
2018
Bordado con cabello humano
Colección Francisca Palma




































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Desde las hebras y las fibras, pero también desde los recuerdos y los afectos comienzan a emerger sus ojos, sus labios, sus rasgos. Punto cadena y unas puntadas curvas develan ese rostro que pudo ser otro, el de ella, el de aquella, el propio, porque ustedes somos todas.
El material biológico se pone a disposición de esta memoria, entregando algo íntimo y subjetivo en una historia de violencia común que tiene como escenario el desierto como lugar óptimo para la impunidad, para el abandono y el menosprecio.
El pelo como material biológico se dispone así en estos bordados para representar los rostros de una herida abierta: el secuestro, violación y asesinato de una docena de mujeres –entre ellas estudiantes secundarias- que hoy forman parte de la lista de víctimas del denominado “psicópata de Alto Hospicio”. Catorce mujeres condenadas a su aparición en las páginas policiales de la prensa local y nacional, circunscritas a un discurso sobre la pobreza y la condición de mujeres como una sumatoria de factores que te hacen flanco de la violencia.
El pelo como material para hacer emerger, para no callar, se torna un arma biológica al servicio de esta memoria desde sus múltiples significados y propiedades: la representación de la feminidad, la duración y persistencia, y la corporalidad al servicio de este objetivo. Así, a partir de este material son otros cuerpos de mujeres quienes colaborarán en este proceso que versa sobre cuerpos vulnerados y categorizados sobre los que hoy estamos luchando para que no queden en el olvido.


Francisca Palma Arriagada, Alto Hospicio.










































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Abre cartas-daga
Colección privada



Estos objetos a menudo confundidos con abrecartas, se usaron en Europa y América en tipos y tamaños muy semejantes durante el siglo XIX y los primeros años del XX entre mujeres de muy variada condición, de allí que para algunos sean “dagas de prostitutas” y para otros “dagas de dama”. Se portaban con fines de defensa personal. Este modelo se usaba en el borde interior de los botines, la argolla permitía sacarla de forma rápida bajo alguna parte del vestido. Sin filo, estaban pensadas exclusivamente para repeler un posible asalto y sentirse más segura llevándola.



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Movilizaciones actuales
"Doble, burbuja, guerra y escombros
Cuando te enredas con mujeres te metes en líos.
Somos condenadas por asesinato si se planea un aborto.
Condenadas por verguenza si no tenemos un hombre.
Condenadas por conspiración si luchamos por nuestros derechos.
Y quemadas en la hoguera cuando nos levantamos para luchar.
Doble, burbuja y escombros.
Cuando te enredas con mujeres estarás en líos.
Maldecimos tu imperio para poder hacerlo caer.
Cuando te enfrentas a una de nosotras ¡Te enfrentas a todas!"
Extracto del Manifiesto W.I.T.C.H, 1968❋


Las brujas y los conjuros fueron inspiración para las acciones iniciadas en el año 2016 por estudiantes de historia de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile en apoyo a las estudiantes acosadas sexualmente por sus profesores con lo cual inician un proceso inusitado de movilizaciones que tienen como objeto desterrar la violencia de los espacios educativos. Otro momento clave fue la “toma feminista” protagonizada por las estudiantes de la Universidad Austral en abril del año 2017 la que da paso a una ola de tomas universitarias, y multitudinarias marchas convocadas por las denominadas Asambleas de Mujeres que culminan en el Mayo Feminista de 2018.
En las grandes marchas emergieron con fuerza las prácticas políticas del arte feminista y el activismo que ponen en el centro de su acción el propio cuerpo, muchas de ellas “escandalizaron” y sorprendieron a la sociedad chilena.


❋Bajo las siglas de W.I.T.C.H. (Nueva York, 1968-1970) se escondía una sorprendente guerrilla feminista, precursora de las Guerrilla Girls, cuyas armas eran los conjuros y hechizos mágicos, el arte feminista y la acción directa. Citadas como uno de los más fascinantes ejemplos del activismo de los sesenta, el grupo es un hito en la historia del feminismo radical, aunque también representaban algo temido, salvaje y casi innombrable.


“Porque en las inéditas y masivas asambleas de mujeres realizadas en distintos campus de la Universidad de Chile y en otras universidades del país; en el apoyo transversal a sus demandas, provenientes de distintos sectores de la sociedad, más allá de protocolos y políticas sobre acoso que claramente han resultado insuficientes; incluso en la heterogeneidad de los petitorios y discursos, podemos leer signos de un cambio cultural y de un movimiento que sin duda está haciendo historia. Ello se evidencia también en la fuerza que adquiere el cuestionamiento al patriarcado y a la reproducción de los roles de género, así como en otros aspectos que apuntan a las bases del neoliberalismo. Un ejemplo es la demanda a la calidad de una educación pública asumida no sólo como un derecho sino alejada de las lógicas mercantiles y sexistas desde donde pensar e impulsar el necesario cambio cultural que está en curso.
El movimiento de mayo de 2018 ha emergido con nuevas fuerzas, pero también recuperando la historia acumulada del feminismo en nuestro país”.
Faride Zeran Chelech, Directora de Anales de la Universidad de Chile, Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Premio Nacional de Periodismo 2007. Presentación del No. 14 (2018): serie 7 de la revista, titulado Mujeres Insurrectas.

















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¿Crees que hemos alcanzado igualdad plena en educación?¿Qué falta por lograr?
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Acuarela atribuida a Benoit Darondeau (1805-1869), la pieza no contiene datos exactos sobre su fecha de creación, pero se puede situar en el marco de la expedición francesa ¨La Bonite¨, viaje de reconocimiento comandada por Auguste Nicolás Vaillant que recorrió gran parte de Sudamérica entre los años 1836 y 1837. Esta obra pertenece a la Colección Iconográfica del Archivo Central Andrés Bello


En esta obra se representan dos mujeres de la sociedad chilena del siglo XIX que muestran dos mundos sociales con sus propias prácticas, hábitos y características. Por un lado, se muestra a una ¨señorita¨ sentada en una silla y tocando un guitarrón, vestida con un traje galardonado en flores, con su cabello peinado y ataviado con un tocado. Y junto a ella aparece una ¨femme du peuple¨ (muchacha del pueblo), de tez morena y vestida con un traje sencillo, quien se encuentra de pie junto a una artesa de madera en actitud de lavar ropa. Esta acuarela forma parte del movimiento artístico característico del periodo denominado costumbrismo. Se trata de la corriente pictórica más distintiva del siglo XIX en nuestro continente, que formó parte del proceso de inscripción de las expresiones artísticas de Latinoamérica en las corrientes europeas del periodo como el Rococó y el Neoclasicismo. En tanto manifestación estética, tuvo expresiones en la literatura, el teatro, la prensa y la pintura. La representación de tipos sociales es uno de sus aspectos característicos, ya que, a través de la exhibición de las indumentarias y las costumbres, los autores costumbristas construían testimonios de la fisonomía física y social de una realidad.


Existen pocos antecedentes sobre la vida y obra de Benoit Darondeau (1805-1869). Las aguadas firmadas con su apellido y que forman parte de la colección antes mencionada, fueron por mucho tiempo atribuidas a su hermano Henry Stanislas Darondeau (1807-1842), artista y expositor regular del Salón de París desde 1827. Recientemente se pudo comprobar que el ingeniero hidrógrafo que figuraba como miembro de la tripulación de ¨La Bonite¨ y autor de las acuarelas creadas en el marco de ese viaje era en realidad el hermano mayor del pintor francés.


Esta acuarela ha sido calificada como Tesoro entre las piezas de la Colección Iconográfica, porque forma parte del corpus de imágenes de la naciente República de Chile. Es un documento que permite reconocer la mirada europea sobre las sociedades periféricas del siglo XIX y en particular sobre la mirada en torno a las mujeres. Esta acuarela permite entender el lugar que se le asignó a las mujeres en la producción de un imaginario histórico marcado por la idea de domesticidad y servidumbre. Una mirada que se sitúa tanto desde un punto de vista científico-recolector como desde el observador romántico que relaciona un paisaje con unos personajes específicos y la conformación de un país. También porque esta pieza forma parte de los modos de producción de información comercial y estratégica para los afanes colonialistas y comerciales de las potencias europeas del periodo.
































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Benoit Darondeau, Valparaíso. Señorita. Femme du peuple (Valparaíso. Señorita. Mujer del pueblo), [c.1836-1837].
Colección Iconográfica.
Archivo Central Andrés Bello.






































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Acuarela atribuida a Alphonse Giast, perteneciente a la Colección Iconográfica del Archivo Central Andrés Bello y parte de la serie de aguadas denominada ¨Santiago a Mendoza¨. No contiene datos exactos sobre su fecha de creación, pero la supuesta presencia del autor en Chile ha sido datada entre 1820 y 1824.


Esta aguada representa a un hombre sentado tomando el té y a una mujer descalza frente a él en actitud de servicio. Ambos se encuentran al interior de una habitación de muros blancos, con una mesita de mantel verde sobre la que hay un mate y una cajita que puede ser de tabaco. Durante el siglo XIX se produjeron transformaciones económicas que situaron a Chile en una red comercial por el cual transitaban productos y personas provenientes de Inglaterra, país donde el consumo de té era ya un distintivo cultural. Fue así como paulatinamente en Chile se adoptó con fuerza el consumo de té por sobre el popular consumo de mate, predominante en todo el cono sur.


La presencia de ambas bebidas en la acuarela, el té y el mate, llaman la atención pues se vinculan con esas transformaciones en las prácticas y costumbres de los habitantes de Chile durante ese periodo. Esta pieza forma parte del movimiento artístico denominado costumbrismo y que como manifestación estética tuvo expresiones en la literatura, el teatro, la prensa y la pintura, y en la que la representación de hábitos y costumbres sociales fue uno de sus aspectos característicos.
Estudios recientes sobre la serie ¨Santiago a Mendoza¨ de Alphonse Giast han indicado que probablemente el anticuario brasileño Robert Heymann fue quien inventó al pintor. El anticuario vendía obras Latinoamericanas, desde su tienda Casa Brazileira en la ciudad de París, a una red de historiadores e intelectuales interesados en piezas costumbristas que fueran soporte visual de un discurso histórico sobre la construcción de las naciones latinoamericanas y su identidad. A pesar de estos antecedentes, la obra de Alphonse Giast ha sido integrada sin cuestionamientos al imaginario nacional, conformándose en material significativo para una comprensión bastante esencialista de la historia y la identidad de Chile.


Alphonse Giast es una figura controvertida. El historiador Eugenio Pereira Salas (1904-1979) llamó tempranamente la atención sobre la falta de datos biográficos de un artista posicionado como una figura relevante de la corriente costumbrista en Sudamérica. El mismo Armando Braun Menéndez (1898-1986), quien donó la serie de Alphonse Giast a la Universidad de Chile, manifestó sus dudas y el temor que tenía de que el conjunto fuera una ¨fantasía¨ o ¨falsificación¨. Efectivamente, investigadores especializados han afirmado que la Serie de Giast es un corpus disímil en cuanto a la medida del papel, la paleta cromática, el manejo del espacio, la construcción de la figura humana y la intermitencia en la presencia y la forma de la firma del artista.


Esta pieza ha sido valorada como un tesoro entre nuestras colecciones, pues la figura de Alphonse Giast y su serie ¨De Mendoza a Santiago¨ permiten entender las redes intelectuales que se conformaron en torno a la creación de una tradición historiográfica nacional durante el siglo XX en Latinoamérica. El debate sobre la posible invención del autor permite repensar las identidades articuladas alrededor de los sujetos y las costumbres representados en estas aguadas y tensionar así la idea de lo ¨nacional¨ que ha sido sostenida a través de éstas imágenes. Abren preguntas y líneas de investigación vinculada a la circulación del arte latinoamericano del periodo y a los usos sociales que tuvo el costumbrismo durante el siglo XX. Por otro lado, la carencia de imágenes de mujeres populares en tiempos pasados hace de esta representación de una mujer sirviendo té a un varón, una pieza especialmente valiosa para la Historia de las Mujeres y las formas de su inscripción en las artes plásticas.






























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Alphonse Giast, De Santiago a Mendoza [Campesina con pescados], [c.1820-1824].
Colección Iconográfica.
Archivo Central Andrés Bello.








































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Acuarela atribuida a Alphonse Giast, perteneciente a la Colección Iconográfica del Archivo Central Andrés Bello y parte de la serie de aguadas denominada ¨Santiago a Mendoza¨. No contiene datos exactos sobre su fecha de creación, pero la supuesta presencia del autor en Chile ha sido datada entre 1820 y 1824.


En esta aguada se representa a una mujer popular de pies descalzos, cargando en la espalda a su hijo y llevando pescados en una de sus manos. Su imagen está en el centro de un paisaje que fue atribuido a Chile, probablemente, por las montañas con nieve que se aprecian en el fondo de la composición. Esta pieza forma parte del movimiento artístico denominado costumbrismo, corriente pictórica distintiva del siglo XIX en nuestro continente, y que como manifestación estética tuvo expresiones en la literatura, el teatro, la prensa y la pintura. La representación de tipos sociales es uno de sus aspectos característicos, expresando, a través de la exhibición de indumentarias y costumbres, la fisonomía física y social de una realidad.


Los estudios recientes sobre esta serie han indicado que probablemente el anticuario brasileño Robert Heymann, dueño de la tienda de antigüedades Casa Brazileira ubicada en la ciudad de París, fue quien inventó la figura de Alphonse Giast. Esto con el objeto de satisfacer a una red de interesados en piezas costumbristas, que dieran un soporte visual a un discurso histórico sobre la construcción de las naciones latinoamericanas y su identidad. En 1947 Heymann reconoció haber vendidos acuarelas falsas del artista francés Jean Baptiste Debret (1768-1848), por lo que su prestigio quedó ensombrecido y las sospechas sobre la inexistencia de Giast se reforzaron.


Alphonse Giast es una figura controvertida. El historiador Eugenio Pereira Salas (1904-1979) llamó tempranamente la atención sobre la falta de datos biográficos de un artista posicionado como una figura relevante de la corriente costumbrista en Sudamérica. El mismo Armando Braun Menéndez (1898-1986), quien donó la serie de Alphonse Giast a la Universidad de Chile, manifestó sus dudas y el temor que tenía de que el conjunto fuera una ¨fantasía¨ o ¨falsificación¨. Efectivamente, investigadores especializados han afirmado que la Serie de Giast es un corpus disímil en cuanto a la medida del papel, la paleta cromática, el manejo del espacio, la construcción de la figura humana y la intermitencia en la presencia y la forma de la firma del artista. A pesar de estos antecedentes, la obra de Alphonse Giast ha sido integrada sin cuestionamientos al imaginario nacional, conformándose en material significativo para la historia y la identidad de Chile.


Esta pieza ha sido valorada como un Tesoro entre nuestras colecciones, pues la figura de Alphonse Giast y su serie ¨De Mendoza a Santiago¨, permite entender las redes intelectuales que se conformaron en torno a la creación de una tradición historiográfica nacional durante el siglo XX en Latinoamérica. El debate sobre la posible invención del autor permite repensar las identidades articuladas alrededor de los sujetos y las costumbres representados en estas aguadas y tensionar así la idea de lo ¨nacional¨ que ha sido sostenido a través de éstas imágenes. Por otro lado, la carencia de imágenes de mujeres populares en tiempos pasados hace de esta representación de una mujer campesina con pescados una pieza única para la Historia de las Mujeres y las formas de su inscripción en las artes plásticas.


































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R. Barcia, Definición de Público en Primer diccionario general etimológico de la lengua española. Madrid, Establecimiento Tipográfico de Alvarez Hnos, 1880-1883.
Madrid, 1883.
Colección Referencia.
Archivo Central Andrés Bello.





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Definición de ¨Público¨ del ¨Primer diccionario general etimológico de la lengua española¨ elaborado por el filósofo y político republicano federalista de nacionalidad española Roque Barcia (1823-1885).


La palabra “público” define lo que es sabido por todos. Define cosas, estados y situaciones en común. El concepto, con algunos matices, no ha variado en definir también a hombres y mujeres.


En el siglo XIX, “hombre público” era sinónimo de funcionario. En la actualidad, la Real Academia de la Lengua Española alude a “quien tiene presencia e influjo en la vida social”. No podemos señalar lo mismo para el caso correspondiente al concepto de “Mujer pública”, pues desde el siglo XIX a la actualidad refiere a lo mismo. Mujer pública es sinónimo de ramera /prostituta. Prostituta: palabra proveniente del latin prostituere, que significa literalmente ‘exhibir para la venta”, es decir, la mujer que se expone su cuerpo al espacio sin protección, la expuesta a todo tipo de riesgos y violencias. Ambas definiciones ponen de manifiesto las diferencias sexo genéricas que residen en la sociedad.


Hablar de "género" implica referirse a la organización social de las relaciones entre sexos. La palabra denota rechazo al determinismo biológico implícito en el empleo de términos tales como "sexo" o "diferencia sexual". "Género" resalta los aspectos relacionales de las definiciones normativas de la feminidad. ¿Cómo actúa el género en las relaciones sociales humanas? ¿Cómo da significado el género a la organización política de la sociedad?


Es necesario considerar que el género no es algo natural ni dado sino, un dispositivo que genera subjetividades, actúa constriñendo a los sujetos y sus cuerpos en un entramado de relaciones de poder público y privado.


Público/ publicus: lo común, lo que beneficia a todos. Es la actitud del magistrado, investido de poder que emana al pueblo. Es la autoridad, el Estado. Concepto que remite a la soberanía, es el poder del dinero del soberano, el poder de las regalías, de mantener la paz, hacer la guerra, cobrar impuestos o generar políticas en común.


Privado/privatus: adiestrar, domesticar, reservar, ocultar lo sustraído, lo discreto, lo propio. En el mundo clásico es el actuar del “simple” particular, lo doméstico o íntimo. La casa, lo doméstico remite a lo privado, los espacios en común a lo público. La diferencia entre ambas esferas no es entonces la disputa sobre cuál es el más importante o trascendental sino el reconocimiento que su diferencia pasa por los ámbitos de poder que irroga.


La Res privada: es el soporte para la vida en familia. La Res publica (populus) alude a los hombres de Estado. En el proceso de transformaciones que implicó la conformación de la sociedad moderna, mientras el hombre se definió a sí mismo como público y sujeto moderno, la mujer fue domesticada a la casa. El proceso implicó rentabilizar el cuerpo de la mujer como algo común, donde el hombre plante “la semilla” de la reproducción vital y social. La mujer se convirtió en un cuerpo físico, intercambiable y anexo a las normas.


Estas definiciones vinculadas a la de mujer que ofrece el Primer diccionario general etimológico de la lengua española constituyen el texto curatorial de la exposición Mujeres públicas de Sala Museo Gabriela Mistral, muestra que tiene por objetivo invitar a reflexionar sobre la relación histórica que existe entre la experiencia de ser construidas como mujeres y el concepto de lo público; una situación que tal como podemos inferir es conflictiva y todavia no resuelta pues aún se piensa que lo privado y lo doméstico es el lugar ¨natural¨ de las mujeres.









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A 70 años del voto para las mujeres
Mujeres organizadas


“Tengo que decir que en la primera reunión [del Movimiento pro Emancipación de las Mujeres de Chile, 1935] se discutió bastante el nombre. En este tiempo -estoy hablando de casi sesenta años- hablar de emancipación era hablar, realmente de algo que parecía muy obsceno. Bueno, ¿qué querían estas mujeres?, querían un verdadero libertinaje. Por el nombre se suscitaron una serie de ataques por parte de los sectores conservadores del país...Ser emancipadas, en ese tiempo, era una cosa fea.”
Elena Caffarena, una mujer de todos los tiempos. Entrevista realizada por Diamela Eltit, Santiago 1992. En: Diamela Eltit, Crónica del Sufragio Femenino en Chile, Santiago, Servicio Nacional de la Mujer, 1994, p.103.





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Manuscrito borrador de la Política universitaria para avanzar en la incorporación de los pueblos indígenas, sus culturas y lenguas en la Universidad de Chile, documento oficial aprobado por el Senado Universitario con fecha 10 de octubre de 2019 en Sesión Plenaria N° 553. El documento incluye anotaciones de la profesora Verónica Figueroa Huencho, principal precursora de la iniciativa y encargada de presentar el proyecto ante la sesión plenaria del Senado. Pertenece a la colección Manuscritos, acervo compuesto por dos mil documentos que datan entre 1642 y 1952. Dicho conjunto se formó gradualmente a partir de una serie de donaciones de académicos y políticos ligados a la Universidad de Chile y fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2009.


En consideración de la definición planteada por nuestra casa de estudios como una “institución de educación superior del Estado, de carácter nacional y público, al servicio del país, asumiendo con vocación de excelencia la formación de personas y la contribución al desarrollo espiritual y material de la nación”, este documento reconoce la violencia y discriminación de la que han sido objeto los pueblos preexistentes a la dominación española colonial, generando un espacio de reflexión comunitaria en torno al reconocimiento de los Pueblos Indígenas como parte importante de la sociedad. Por ende, pueblos que integran en la actualidad la comunidad universitaria.


Este documento indica que “esta política es una expresión de ese espacio y reconocimiento, pero también del compromiso que la Universidad de Chile asume como promotora de lugares diversos y pluralistas, siendo capaz de reconocer, recoger y actuar en la solución de problemas emergentes. Con esto, asume una posición respetuosa pero activa con los Pueblos Indígenas, jugando un rol esencial no solo en el debate académico sino también en el debate nacional. La construcción de una sociedad realmente intercultural se debe promover en todos los espacios, especialmente en aquellos donde el conocimiento juega un rol fundamental en la formación de las futuras generaciones de líderes del país. La Política para Pueblos Indígenas de la Universidad de Chile, que presentamos a continuación, no solo constituye un anhelo sentido de las personas indígenas que conforman la Universidad de Chile, sino también de toda una comunidad universitaria que ha demostrado su capacidad de diálogo, de apertura y de transformación frente a los nuevos desafíos de nuestra sociedad”.


Esta política es el resultado de un largo proceso de trabajo participativo y transversal, que se nutre de diferentes fuentes: “En primer lugar, del informe “Pueblos Indígenas, afrodescendientes y migrantes en la Universidad de Chile”, elaborado por la Comisión de Pueblos Indígenas y Afrodescendientes, creada en 2017 y coordinada por la Dirección de Equidad y Género de la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios (VAEC) de la Universidad de Chile. La Comisión se conformó de manera triestamental con representantes de 17 unidades académicas de la Universidad de Chile, quienes fueron nombrados por cada decano(a)o director(a) de unidad, siendo mayoritariamente personas indígenas o vinculadas a esta temática. También participaron organizaciones indígenas de la Universidad de Chile, como Chillkatufe UChile Mew, la agrupación Kom Kim Mapudugun Warria Mew y la Asociación Mapuche Taiñ Adkimn. Este informe fue aprobado por la Rectoría de la Universidad de Chile el 21 de marzo de 2019”.


Este documento establece los fundamentos jurídicos nacionales, internacionales y de la propia universidad, desde donde respalda su reflexión. Determina los principios esenciales desde donde emana su política: respeto, no discriminación, equidad, inclusión, reconocimiento de los saberes ancestrales, pertinencia e interculturalidad. Indica líneas de acción y estrategias generales. Entre estas últimas, se promueve el adecuamiento de los curriculum incorporando temáticas interculturales; la promoción de alianzas estratégicas con organizaciones claves en la materia; la importancia de la comunicación efectiva y visibilización de las identidades indígenas; la retroalimentación de saberes interculturales e interseccionales.


Esta política indica sus ámbitos de acción en materia de inclusión estudiantil, investigación, de desarrollo académico y protección al patrimonio cultural indígena. Propone la creación de un Comité Asesor para la Política de Pueblos Indígenas de la Universidad de Chile, el cual debe promover medidas precisas para la aplicación de esta política de manera articulada con el Plan de Desarrollo Institucional (PDI 2017-2026) de la Universidad de Chile.


Este documento fue incorporado a la Exposición Mujeres Públicas tras su aprobación en la sesión plenaria del Senado Universitario del 10 de octubre de 2019. Dicha incorporación fue realizada de manera pública, como un gesto reivindicativo que subraya la importancia de este hito jurídico en la historia de la universidad.


Por todas las razones anteriores, consideramos esta pieza como representativa del valor que tiene el trabajo de la materia vinculado inexorablemente con las luchas contra el racismo que desde la Universidad de Chile, se han llevado a cabo.

































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Verónica Figueroa. Documento de Política Universitaria para avanzar en la incorporación de los pueblos indígenas, sus culturas y lenguas en la Universidad de Chile. Santiago de Chile, 2019.
Colección Manuscritos
Archivo Central Andrés Bello







































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Revista Acción Femenina de octubre de 1935, órgano de expresión oficial del Partido Cívico Femenino, dirigido en sus primeros años por la profesora Graciela Mandujano (1902-1984). El volumen fue dirigido por Lucía Marticorena de Martín, quien estuvo a su cargo hasta 1936. La autoría de la portada es de E. Vidal, de quien no tenemos información biográfica.


En 1935, cuando ya se anunciaba la Segunda Guerra Mundial, el partido se comprometía con la paz y el antifascismo.





























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Acción Femenina, n. 10
1935
Santiago, Partido Cívico Femenino
Colección Hemeroteca. Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile



































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Feminismos: Una historia por contar 1990-2005


Publicaciones elaboradas, producidas y gestionadas por mujeres entre los años 1990 y 1996


Este conjunto de publicaciones da cuenta de la multiplicidad de voces, temáticas y formatos que tanto el movimiento de mujeres, pero principalmente el movimiento feminista, logró articular y difundir en los primeros años luego del triunfo del NO y la mal llamada transición a la democracia.
Mujeres creadoras: fotógrafas, diseñadoras, ilustradoras, periodistas, poetas, talleristas, narradoras, investigadoras, desde una infinidad de roles logran dar cuenta de una época de gran efervescencia teórico-discursiva feminista que impactó en lo social, político y cultural.
Hay revistas que logran continuidad por años y otras de breve aparición, pero no por eso menos interesantes. Con diversos enfoques estos impresos, por una parte, logran constituir un relato/relatos que emerge para cuestionar y desarticular el discurso hegemónico de la dictadura y sus cómplices pasivos, por lo que operan como un nuevo polo de generación de sentidos y, por lo tanto, de nuevas re-presentaciones que construyen otras formas de ser y estar en el mundo.
La mayor parte de estas publicaciones se financiaron a partir de los fondos de la cooperación al desarrollo, muchas de ella eran ONG´s financiadas por agencias europeas o canadienses. Es sintomático, que una vez “recuperada la democracia”, estas iniciativas progresivamente entraron en profundas crisis por el retiro de los fondos, muchas de ellas implementaron desesperados planes de autofinanciamiento, pero no pudieron competir con los grandes conglomerados que lenta, pero eficazmente lograron recomponer el discurso hegemónico de la dictadura pero maquillado y siliconado con el falso relato de que “la alegría ya había llegado” y que las diferencias, entre ellas la de género, amenazaban “el necesario consenso“ para construir el nuevo país.
Alejandra Farías, marzo 2019







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Discurso pronunciado por la profesora Verónica Figueroa Huencho en la sesión del Senado Universitario del 10 de octubre de 2019, en la que se aprobó el Documento de Política Universitaria para avanzar en la incorporación de los pueblos indígenas, sus culturas y lenguas en la Universidad de Chile. El documento fue incorporado a la exposición Mujeres Públicas de la Sala Museo Gabriela Mistral el mismo día de su promulgación. Hoy pertenece a la colección Manuscritos, acervo compuesto por dos mil documentos que datan entre 1642 y 1952. Dicho conjunto se formó gradualmente a partir de una serie de donaciones de académicos y políticos ligados a la Universidad de Chile y fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2009.


De acuerdo al sitio oficial del Senado Universitario, Verónica Figueroa es una académica mapuche, profesora asociada del Instituto de Asuntos Públicos, donde ingresó en la categoría de ayudante en el año 2000. Es administradora pública de la Universidad de Chile (2001). Ph.D. in Management Sciences (ESADE-Universidad Ramón Lull) (2007). Postdoctorada del Center for Latin American Studies de la Universidad de Stanford (2013). Es especialista en procesos de formulación e implementación de políticas indígenas en contextos de diversidad, donde cuenta con publicaciones en revistas indexadas ISI, además de libros y capítulos de libros en editoriales nacionales e Internacionales. Además, es Senadora Universitaria electa por el periodo 2018-2022 y una de las principales precursoras del Documento de Política universitaria para avanzar en la incorporación de los pueblos indígenas, sus culturas y lenguas en la Universidad de Chile.


El Senado Universitario es la entidad encargada de “normar y proyectar la Universidad, estableciendo los reglamentos referidos, las políticas generales y estrategias de desarrollo institucional, así como los objetivos y metas que conduzcan al cumplimiento de aquellas, es el órgano superior universitario ha aprobado normas genéricas (categoría de investigador postdoctoral y reglamento autoevaluación institucional), así como también siete Políticas Universitarias”.


En virtud de las funciones que tiene el Senado Universitario, se explica la importancia que tuvo generar una política universitaria que, partiendo del reconocimiento de la violencia y discriminación que han vivido los pueblos indígenas en el país y también en nuestra casa de estudios, establece los principios éticos esenciales para un nuevo trato. A saber: el necesario respeto, la no discriminación, equidad, inclusión, reconocimiento de los saberes ancestrales, pertinencia e interculturalidad.


En este emocionante discurso, la profesora Figueroa Huencho constata la importancia de haber logrado generar una política que reconozca los conocimientos de los pueblos ancestrales. Ella destaca el valor de la presencia indígena, la mayor parte de las veces, relegada a trabajos importantes pero desapercibidos e invisibilizados, como lo son las labores de aseo y orden. A su vez, comprende esta política como un acto reparatorio, del cual la comunidad universitaria debe sentirse orgullosa. Agradece a sus ancestras y ancestros, e invita a seguir fortaleciendo el rol transformador y vanguardista que demuestra tener la Universidad de Chile.


Por todas las razones anteriores, consideramos esta pieza como representativa del valor que tiene el trabajo de la materia vinculado inexorablemente con las luchas contra el racismo que desde la Universidad de Chile, se han llevado a cabo.



































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Verónica Figueroa. Discurso de Verónica Figueroa en la sesión del Senado Universitario del 10/10/2019, en que se aprobó la Política Indígena. Santiago de Chile, 2019.
Colección Manuscritos
Archivo Central Andrés Bello









































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Elección extraordinaria de senador. Acta de la 74a sesión del Tribunal Calificador de Elecciones celebrada el martes 26 de junio de 1949
1949 jun. 26
Santiago
Archivo del Tribunal Calificador de Elecciones



El documento expuesto corresponde al primer acto de votación realizado por mujeres para la elección de senadores por las provincias de 0’Higgins y Colchagua, el día 26 de junio de 1949. Nótese en este manuscrito la solicitud realizada por el director del Registro Electoral, quien sugiere exigir a las sufragantes que indiquen su estado civil y el nombre del marido como garante de cada acto electoral.



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Acuerdo de Proclamación de Presidente de la República de Chile. 2006 a 2010
2006 ene. 30
Santiago
Archivo del Tribunal Calificador de Elecciones


Acuerdo firmado por el Tribunal Calificador de Elecciones por medio del cual Michelle Bachelet Jeria (1951-) fue proclamada como Presidenta electa de la República de Chile por el periodo 2006-2010. Años más tarde fue nuevamente elegida como Jefa de Estado para el periodo 2014-2018.


Michelle Bachelet es médica cirujana titulada por la Universidad de Chile. Además es militante del Partido Socialista. Su elección marca un hito en la historia del sufragio femenino pues se trata de la primera mujer en ocupar el cargo en Chile y una de las primeras diez en alcanzarlo a nivel continental. La primera mujer presidenta fue Isabel Martínez de Perón, quien asumió el poder en Argentina en el año 1974.


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¿Es suficiente el feminismo de la igualdad en el mundo contemporáneo para erradicar la violencia de género? ¿Por qué femicidio no es antónimo de homicidio?
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“He luchado por el voto para la maujer, no porque sea feminista autrance, ni porque crea que las mujeres son mejores que los hombres o que el voto femenino sea en sí una panacea para solucionar los problemas nacionales, sino simplemente por convicción democrática. Creo en el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Pienso que todos los habitantes de un país, cualquiera sea su color o raza, su cultura y su sexo, su credo político o religioso, tienen derecho a influir en los destinos de su patria”
Elena Caffarena, Reclamación interpuesta ante el H. Tribunal Calificador, para restablecer su inscripción en los registros electorales la que había sido cancelada el 12 de enero de 1949 por la Ley Nº8987 que proscribió al Partido Comunista, eliminándolos de los registros. Las feministas fueron consideradas “peligrosas” aunque no fueran militantes del partido. En Diamela Eltit, Crónica del Sufragio Femenino en Chile, Santiago, Servicio Nacional de la Mujer, 1994, p.112-113.


“En 1945 la FECHIF [Federación Chilena de Instituciones Femeninas, 1944] presenta ante el Senado un proyecto de ley para modificar la ley general de elecciones y que cuenta con el patrocinio de un grupo de senadores de diversos partidos políticos. Este proyecto es aprobado en primera instancia y se remite a una Comisión de la Cámara de Diputados. En 1947 pasa a la Comisión de Hacienda por gestiones de la FECHIF se consigue que el proyecto se apruebe en la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia de la Cámara de Diputados el 28 de noviembre de 1948.
El 15 de diciembre de 1948, se aprueba en general el proyecto de ley que permite el sufragio amplio femenino y el 21 de diciembre de 1948, el proyecto es aprobado en el último trámite en el Senado.
El 8 de enero de 1949, en un acto público en el Teatro Municipal, con la asistencia del Presidente de la República, don Gabriel González Videla, se firma la ley [Nº9292] que autoriza el voto político para la mujer.”
En Diamela Eltit, Crónica del Sufragio Femenino en Chile, Santiago, Servicio Nacional de la Mujer, 1994, p.63





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Encuentros feministas nacionales y Latinoamericanos y del Caribe 1987-2005
Este conjunto de carpetas da cuenta del lugar e importancia de las instancias de encuentro en la práctica feminista de fines del siglo XX e inicios del XXI.
En algunos casos sólo se cuenta con la carpeta que se entregaba al momento de la inscripción, pero en otros, además de la carpeta se cuenta con el programa, el afiche, la convocatoria, el plano del lugar, boletines informativos y la memoria.
Estos documentos hacen posible reconstruir la cronología de ejecución de estos encuentros, considerando los años y los lugares de realización.
Es una tarea por hacer la de recopilar los documentos que permitan indagar sobre las participantes, las temáticas abordadas y también las metodologías participativas puestas al servicio de la reflexión colectiva y la gestión de conocimiento.
Al analizar algunos de ellos, de mi archivo personal, identifico al menos tres etapas, según el grado de profundidad de los debates planteados.
Una primera, inicial, de identificación y explicitación de las temáticas más importantes y transversales al movimiento. Una segunda de profundización y consolidación del análisis, debate y elaboración de política feminista. Una tercera, de involución y retroceso con respecto a la etapa anterior.
Alejandra Farías, marzo 2019
Agradecemos a ALEJANDRA FARÍAS KÓHNENKAMPF por su compromiso al compartir materiales de su archivo personal.
ALEJANDRA FARÍAS KÓHNENKAMPF
Licenciada en Humanidades con Mención en Lengua y Literatura Hispánica de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Máster el Gerontología Social de la Universidad Autónoma de Madrid. Es coordinadora académica y profesora en el Postítulo para Profesores en ejercicio de sector de Lenguaje y Comunicación en El Centro de Estudios y Desarrollo de Educación Continua para el Magisterio –Saberes Docentes- de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Entre 1990 y 1994 coordinó el Programa de Talleres y de Actividades Culturales de la Casa de la Mujer La Morada, institución feminista, que le permitió conocer y reflexionar sobre los procesos formativos en ese contexto para focalizarse luego en una propuesta de didáctica feminista.













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VII Encuentro feminista latinoamericano y del Caribe. Primera Boletina
1996
Cartagena
Colección Alejandra Farías



“Hoy día [2000], el cauce de la política feminista en América Latina parece estar bifurcado en dos vertientes: una en que las feministas están dispuestas a aprovechar los espacios que abren las nuevas democracias para incorporar asuntos de género en las agendas públicas, y otra que reclama la autonomía del feminismo con respecto al Estado o a cualquier proceso de institucionalización de los asuntos de género, como puede ocurrir con la política de desarrollo de la ONU. Estas dos posiciones (entre las llamadas autónomas y las institucionalizadas), delineadas claramente en el VII Encuentro Feminista Latinoamericano de Chile de 1996, sentaron al parecer, las bases para la discusión del feminismo contemporáneo en la región”
Breny Mendoza, “Despensando los feminismos estadocéntricos de América Latina (2000)”, en Breny Mendoza, Ensayos de crítica feminista en Nuestra América, Herder México, 2014, p.290.
La autora dirige la colección junto con Yuderkys Espinosa y Karina Otxoa, del Grupo Latinoamericano de Estudio, Formación y Acción Feminista (Glefas).
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Tintero para bolso de mujer
Ca.1900
Colección privada



“... fui* sacada de mis sentidos, de modo que no sé si dormía, ello* no sabía, si estaba en mí o qué me susedía; estando así vi, no con los ojos del cuerpo, sino es con otra vista más clara, que estaba en una piesa esparsida y dilatada y que había* en ella indesible claridad y lus sobrenatural, y que sobre el has de la tierra habían infinitas letras, de modo que todo aquel campo estaba escrito hasta* más allá, aonde no persebía a ver, de modo que no quedaba palmo vasío de aquel lugar que no estuviese todo escrito de letra muy menuda, que, sólo allegándose a ella, se podían distinguir las letras. Reparé que todo lo que allí estaba escrito era un remedo de mi letra, y, fijando la vista a ver su contenido, no pude comprender nada, porque estaba todo de prinsipio* a fin en latín; dióseme a entender a este tiempo que no me convenía entender lo que allí estaba apuntado, y que por esto no se me ponía en castellano, y que el ver escrito de mi letra t[o]da aquella redondés, que no tenía prinsipio ni fin, era darme a entender que era voluntad de el A[l]tísimo que escribiese lo que se me mandaba, porque se me esperaba que escribir todo aquello que veía* grabado en aquel lugar aonde estaba; yo me quedé absorta sin saber lo que por mí pasaba, y así perseveré algún tiempo, hasta después de mucho tiempo volví en mí, pero muy diverso mi ánimo de lo que antes estaba; porque, si antes dudaba y estaba temerosa, ahora sentía pas, serenidad, goso, consuelo y conformidad en mi alma”


2 de junio de 1765
Carta de Sor Josefa de los Dolores Peña y Lillo (Santiago de Chile, 1739-1822) a su confesor. El original es un manuscrito en tinta ferrogálica. Fue custodiado por las monjas del Convento de dominicas de Santa Rosa de Lima en Santiago hasta el año 2015 en que cerró. Es el segundo escrito de mujer-monja de Chile en ser publicado en el siglo XX, luego del de Sor Úrsula Suárez.



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Carta de Juvenal Hernández a Rosa Markmann de González Videla [copia digital del original]
1950 nov. 2
Santiago
Fondo Gabriel González Videla. Archivo Histórico Nacional



La Doctora Eloísa Díaz murió el 2 de Noviembre de 1950. Ese mismo día, Rosa Markmann esposa del Presidente de la República, escribió al Rector de la Universidad de Chile, Juvenal Hernández, para solicitar que sus restos fueran velados en la Casa Central de la Universidad, en específico en la sala de sesiones del Consejo Universitario, actualmente el Gabinete del Rector. La respuesta se envió el mismo día: NO. Un argumento fue burocrático, no era funcionaria del servicio, y el otro lo que hoy denominamos la invención de la tradición: este era un honor reservado sólo a los ex decanos y rectores de la institución (Juvenal Hernández tampoco recibió tal “honor”). El argumento histórico androcéntrico y misógino fue que, no obstante todos los méritos de la Doctora Díaz, incluso el de haber sido reconocida como la mujer más “ilustre” de América, no calificaba entre “los grandes próceres de la cultura nacional”. Gabriela Mistral, en 1957, fue la primera y hasta ahora única mujer en ser velada en la Casa Central y recibir funerales de Estado. Eloisa de seguro le abrió las puertas.



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Rizador de cabello con gancho abre cordones de corset y botas
Ca. 1920
Colección privada

















































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“Las mujeres nacíamos amarradas.
Amarradas y calladas. Envueltas en géneros o enredadas en telas incomprensibles. Acorazadas en metálicos corsés, vestíamos como jaulas y usábamos sombreros enormes.
Las mujeres apenas levantábamos la vista.
No podíamos ni debíamos salir solas y las ideas propias, sin consentimiento del padre o el marido, eran consideradas completamente extravagantes.
¿se imaginan?”
Eugenia Prado Bassi, Advertencias de uso para una máquina de coser, Santiago, Editorial Carnicera, 2017, p.7








































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El Archivo Personal es político


“Puedo decir que la casa me agradó. Era de un piso, con techos bajos, murallones gruesos, rincones inesperados y piezas a diferentes niveles. Pensé: será fácil y entretenido arreglarla, podrá quedar muy acogedora. Pero cuando regresé, mi madre y mi hermana la habían arreglado a su gusto, lo que me provocó un profundo desagrado. Por cierto, habían sacado uno de los cajones de mi cómoda y lo habían clavado sobre una de las puertas, con tan poco cuidado, que lo dejaron boca abajo…”
Cecilia Pérez, La casa donde termina el mundo, Buenos Aires, Ediciones Carlos Lohlé, Buenos Aires, 1959.




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Elección extraordinaria de senador. Acta de la 18a sesión del Tribunal Calificador de Elecciones celebrada el martes 3 de febrero de 1953
1953 feb. 3
Santiago
Archivo del Tribunal Calificador de Elecciones


Acta de la elección extraordinaria de senadores por la provincia de Santiago realizada el 3 de febrero de 1953, en la cual fue elegida como senadora María de la Cruz Toledo (1912- 1995), escritora, periodista, fundadora y presidenta del Partido Femenino de Chile. Dicho organismo funcionó entre los años 1946 y 1954. Sus bases ideológicas se encuentran en el feminismo liberal, filosofía centrada en lograr la igualdad entre hombres y mujeres mediante reformas políticas y jurídicas.
El triunfo de María de la Cruz Toledo en primera mayoría se debió a una votación mayoritariamente femenina. Cabe agregar que el Partido Cívico Femenino tenía un carácter institucional y que desde 1952 integraba el segundo gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, en tiempos en que aún estaba vigente la Ley Maldita o de Defensa de la Democracia.
A pesar de ser inhabilitada como senadora por un asunto que posteriormente se aclaró pero que estaba vinculado a la gestión económica de su partido, María de la Cruz Toledo se mantuvo en las lides políticas como militante del Partido Nacional y férrea opositora al gobierno de la Unidad Popular.



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El acoso sexual y la violencia de género


Las “conductoras” fue el nombre popular con que se conoció en las ciudades chilenas a las cobradoras de los carros urbanos eléctricos que comenzaron a circular desde 1880. Fueron mujeres populares que, a diferencia de vendedoras ambulantes, cocineras, cantoras, prostitutas y otras trabajadoras que tradicionalmente ocupaban la calle para desempeñar sus quehaceres, tenían un empleo “moderno”, esto es capitalista, recibían un salario de una empresa. En consonancia, usaban un uniforme vistoso y llevaban un número que las identificaba.
Su irrupción en el espacio público nos muestra explícitamente el acoso sexual en la forma más difícil de desarticular en las sociedad chilena, la del cortejo y el galanteo. En las décimas de la Lira Popular los hombres acosadores callejeros reciben los apelativos de “zancudos” y “pololos”. Hombres y mujeres de elite las consideraban libertinas, cuando no prostitutas. En la prensa de todos los colores políticos fueron criticadas constantemente, pues consideraban que sus modales y vocabulario eran inadecuados en una mujer.
En el mismo pliego de esta Lira Popular, leemos una décima de un feminicidio, el estereotipo de la mujer bruja, la indefensión de los niños y el amor romántico y maternal como temas asociados a las mujeres. Estos impresos, de amplia difusión impresa y oral, nos permite constatar las formas en que la misoginia, el machismo y la violencia se naturalizan en una sociedad y deja constantemente a los más “débiles” expuestos al morbo, el escarnio público y la revictimización.
De otra parte, los llamados “cuentos infantiles tradicionales” funcionan como narraciones ejemplares para transmitir moralejas y advertencias sobre los peligros, y en particular reforzar los mandatos de género que, para el caso de las niñas son el camino del amor romántico como realización personal, el matrimonio como meta y la obediencia como comportamiento adecuado de la feminidad. La falta a dichos mandatos, se castiga con lo que hoy llamamos violencia de género: muerte, daños físicos, maltrato y violación. De ahí la importancia de esta versión poetizada del cuento Caperucita Roja de Gabriela Mistral, que retoma su final más cruel.









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VII Encuentro feminista latinoamericano y del Caribe. Chapita Julieta Kirkwood
1996
Cartagena
Colección Alejandra Farías


Julieta Kirkwood (1937-1985). Socióloga y cientista política egresada de la Universidad de Chile. Fue investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Es considerada una precursora de los estudios de género en Chile, autora de textos clásicos para el feminismo tales como Ser política en Chile: las feministas y los partidos, Tejiendo rebeldías y Feminarios.
Se le considera refundadora del movimiento feminista antidictatorial de la década de 1980. El VII Encuentro feminista latinoamericano y del Caribe fue dedicado a ella.



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José Hipólito Cordero. Cómprenme bellas damas / El cochero apasionado de la conductora. Pliego suelto. [1894].
Colección Lira Popular.
Archivo Central Andrés Bello















































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La presente pieza corresponde a un pliego suelto de la Lira Popular, publicado por el poeta José Hipólito Cordero en 1894. Se conoce como "Lira Popular" a un conjunto heterogéneo de pliegos sueltos u hojas volantes impresas de gran formato, que circulaban masivamente en Santiago, a finales del siglo XIX y primera mitad del XX. En dicho formato, los poetas populares es decir, los cultores de las tradiciones rurales trasladados o emigrados a la ciudad, componían versos “a lo humano” (lo cotidiano) y “a lo divino” (lo religioso) representando de este modo las complejas tradiciones culturales, las relaciones, tensiones sociales y de género, las costumbres, los sentimientos, hábitos y conductas populares del periodo. La presente pieza es parte de la Colección Lira Popular del Archivo Central Andrés Bello, y hoy es parte de la exposición Mujeres Públicas (2019-2021) de la Sala Museo Gabriela Mistral.


En la prensa de todos los colores políticos las mujeres hasta la actualidad hemos sido criticadas constantemente, ya sea por el vocabulario, los modales, oficios, y otros aspectos que supuestamente no son adecuados para una mujer. En el mismo pliego de esta Lira Popular, leemos una décima de un feminicidio, el estereotipo de la mujer bruja, la indefensión de los niños y el amor romántico y maternal como temas asociados a las mujeres. Estos impresos, de amplia difusión impresa y oral, nos permite constatar las formas en que la misoginia, el machismo y la violencia se naturalizan en una sociedad y deja constantemente a los más “débiles” expuestos al morbo, el escarnio público y la revictimización.


En la pieza, observamos algunos versos que relatan “El cochero apasionado de la conductora”. Las “conductoras” fue el nombre popular con que se conoció en las ciudades chilenas a las cobradoras de los carros urbanos a partir de la década de 1880. En el contexto de modernización urbana de fines del siglo XIX, las mujeres que trabajaron en este medio de transporte colectivo representaron una transformación disruptiva para todas las clases de la conservadora sociedad de entonces.


Por una parte, eran mujeres de los sectores populares que desempeñaban un oficio en el espacio público, pero a diferencia de vendedoras ambulantes, cocineras, cantoras, prostitutas y otras trabajadoras que tradicionalmente ocupaban la calle para desempeñar sus quehaceres, las cobradoras tuvieron un empleo moderno. Su relación laboral, en una economía típicamente capitalista, se estableció a través de un salario y con una empresa. En la misma lógica, las cobradoras ocupaban un uniforme vistoso y llevaban un número que las identificaba. Además, su empleo estaba asociado a los medios de comunicación que cambiaron la vivencia cotidiana del espacio, permitiendo que la ciudad creciera y se densificara. Los carros urbanos eran sinónimo de innovación tecnológica, y estas trabajadoras siguieron en su oficio cuando se pasó de la tracción animal a la energía eléctrica.


Las conductoras o cobradoras generaron gran revuelo: fueron acosadas y, también, cortejadas por “zancudos” y “pololos”, tanto de su propio entorno social, como de los varones jóvenes de las clases dominantes con ínfulas donjuanescas. Fueron también vilipendiadas por “caballeros” y “damas” de la elite, para cuyos prejuicios clasistas, las mujeres que laboraban en la calle eran libertinas, cuando no prostitutas. Incluso en la prensa de todos los colores políticos fueron criticadas constantemente, al indicar que sus modales y vocabulario no eran los adecuados para una mujer.


El pliego que aquí observamos, fue publicado por José Hipólito Casas Cordero. Nació en Malloco en 1851, trabajó como chacarero hasta los 22 años. Fue un poeta popular contemporáneo de Rosa Araneda, Juan Bautista Peralta y Daniel Meneses. Colaboró con las investigaciones de Rodolfo Lenz sobre la Lira popular. Se desconoce el año de su fallecimiento.


Consideramos que esta pieza es representativa de su colección, pues muestra cómo la prensa -en sus distintas formas- reproduce y reafirma nociones en torno a la mujer, ya sean estereotipos, deber ser, machismo y violencia, muchas de las cuales siguen operando hasta la actualidad.









































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Daniel Meneses, Crimen salvaje el loco que despedazó a puñaladas a la esposa i a un hijo. La miseria del pueblo por causa de opresores, Santiago, c.1866-1930.
Colección Lira Popular
Archivo Central Andrés Bello













































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Este pliego de poesía popular impresa pertenece al repertorio de impresos de la Colección Lira Popular, acervo de pliegos sueltos que fuera el año 2013 declarado parte del Registro de la Memoria del Mundo (MOW) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).



Su presencia en el Archivo Central Andrés Bello coincide con el hecho de que los primeros estudios sobre el valor de dichos impresos fueran desarrollados por profesores del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, a finales del siglo XIX.



Se conoce como "Lira Popular" a un conjunto heterogéneo de pliegos sueltos u hojas volantes impresas de gran formato, que circulaban masivamente en Santiago, a finales del siglo XIX y primera mitad del XX. En dicho formato, los poetas populares es decir, los cultores de las tradiciones rurales trasladados o emigrados a la ciudad, componían versos “a lo humano” (lo cotidiano) y “a lo divino” (lo religioso) representando de este modo las complejas tradiciones culturales, las relaciones y tensiones sociales, las costumbres, los sentimientos, hábitos y conductas populares del periodo. El historiador Tomás Cornejo nos cuenta que fue el poeta popular Juan Bautista Peralta quien nominó a parte de su producción de pliegos "Lira popular" refiriendo irónicamente a la revista La lira chilena, publicación orientada a elite urbana. Esta nominación se masificó, llegando a ser utilizada genéricamente para referir al conjunto de los pliegos de poesía popular impresa chilena.



El autor de los versos de este pliego en particular fue Daniel Meneses (1855-1909). Nortino de nacimiento, Meneses quedó lisiado a causa de un disparo furtivo, casi analfabeto, aprendió a leer y escribir mientras se desempeñaba como barretero en el día y cantor popular en la noche. En Santiago, el poeta vendía sus versos, lo cual le permitió vivir del oficio. Acerca de su recepción, sabemos que por la contingencia de su mensaje, Meneses ha sido considerado un poeta popular consistente y crítico desde el punto de vista social.



Dada su condición de tesoro, debemos destacar que Crimen salvaje el loco que despedazó a puñaladas a la esposa i a un hijo. La miseria del pueblo por causa de opresores, es una pieza singular, pues se trata del único ejemplar existente en todo el país.







































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Reescritura del cuento tradicional “Caperucita Roja” realizada por la poeta y premio Nobel de Literatura Gabriela Mistral (1889-1957). Este circuló como colaboración literaria -entre 1924 y 1926- para los suplementos culturales de los diarios de Bogotá El Gráfico, El Espectador y Lecturas Dominicales, junto a las reinterpretaciones de “Blanca Nieves en la casa de los enanos”, “La cenicienta” y “La bella durmiente del bosque”. “Caperucita roja” fue el cuento que contó con mayor divulgación. Apareció en 1925 en Colombia en el libro recopilatorio Poemas de Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou, Delmira Agustini y Alfonsina Storni. Esta segunda edición de Ternura (1945) lo incluye en un apartado de cuentos.
La poeta se apega a una de las versiones más crudas del cuento pues pone en evidencia el abuso sexual. La manera en que lo aborda hace manifiesta la vulnerabilidad de la niña ante el abuso y el impacto que esto tiene en ella: “y ha molido las carnes, y ha molido los huesos,/ y ha exprimido como una cereza el corazón…”. A partir de esta versión podemos discutir el discurso común que tiende a responsabilizar a las víctimas -por la forma de vestir, por estar “solas”, por salir de noche, por desobedecer, etc.- y no a quien acosa, perpetuando la violencia.





































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Caperucita Roja
En Gabriela Mistral, Ternura. Buenos Aires, Espasa Calpe, 1945
Colección Ricardo Latcham. Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile











































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